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Génesis 41:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

8 Al día siguiente, al acordarse de los sueños se sintió bastante preocupado por lo que pudieran significar. Así que llamó a todos los magos y sabios de Egipto, y les contó los sueños. Pero ninguno pudo ni siquiera dar una idea de lo que significaban.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

8 Sucedió que por la mañana estaba agitado su espíritu, y envió e hizo llamar a todos los magos de Egipto, y a todos sus sabios; y les contó Faraón sus sueños, mas no había quien los pudiese interpretar a Faraón.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 A la mañana siguiente, el faraón estaba muy perturbado por los sueños. Entonces llamó a todos los magos y a los sabios de Egipto. Cuando el faraón les contó sus sueños, ninguno de ellos pudo decirle lo que significaban.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Aquella mañana Faraón se levantó muy preocupado, y mandó llamar a todos los adivinos y sabios de Egipto. Les contó sus sueños, pero ninguno fue capaz de interpretarlos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y sucedió que por la mañana, conturbado su espíritu, envió a llamar a todos los magos de Egipto y a todos sus sabios, y Faraón les contó su sueño. Pero no había quien los interpretara a Faraón.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Pero a la mañana siguiente su espíritu estaba inquieto y mandó llamar a todos los adivinos y a todos los sabios de Egipto. Faraón les refirió sus sueños; pero no hubo quien se los supiera interpretar al Faraón.

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Génesis 41:8
39 Tagairtí Cros  

A la mañana siguiente José los notó tristes y deprimidos.


Ellos le contestaron: ―Cada uno de nosotros tuvo un sueño anoche, y no hay quién nos interprete los sueños.


―Anoche tuve un sueño —le dijo el faraón—, y ninguno de estos hombres puede interpretármelo. He oído decir que puedes interpretar sueños, y por esa razón te he hecho venir.


Y las espigas delgadas devoraron a las gruesas. Les conté todo esto a mis magos, pero ninguno de ellos pudo darme su interpretación.


Y estas siete espigas delgadas devoraron a las siete espigas gruesas y llenas. Cuando el faraón despertó nuevamente se dio cuenta de que todo había sido un sueño.


Ser amigo tuyo, oh Dios, es privilegio de quienes te honran. Sólo con ellos compartes los secretos de tu pacto.


Pero el faraón llamó a sus encantadores, los magos de Egipto, y ellos hicieron lo mismo mediante sus artes mágicas.


Pero los magos usaron sus artes secretas y también pudieron convertir el agua en sangre. Por lo tanto, el faraón persistió en su terquedad y no quiso escuchar a Moisés y a Aarón, tal como el Señor lo había advertido.


Pero los magos, usando sus artes secretas, también hicieron salir ranas por todo Egipto.


Los magos no pudieron presentarse delante de Moisés, pues también ellos, como toda la gente, tenían úlceras llenas de pus.


Sus sabios consejeros ya no hallan qué hacer. Piden sabiduría a sus ídolos, consultan a médium, hechiceros y brujas para que los orienten.


me vengaré espantosamente de estos hipócritas, y entonteceré a sus más sabios consejeros.


¿Por qué, pues, procuran averiguar el futuro consultando a brujas y médium? No escuchen sus bisbiseos y murmullos. ¿Podrán los vivos obtener de los muertos la revelación del futuro? ¿Por qué no se lo preguntan a su Dios?


Y en todos los asuntos que requerían información adecuada y juicio equilibrado, el rey encontró que el consejo de estos jóvenes era diez veces mejor que el de los magos y agoreros de su reino.


»¡Oh Beltsasar, ese fue el sueño que yo, el rey Nabucodonosor, tuve! Ahora dime lo que significa, pues nadie más puede ayudarme. Todos los hombres más sabios de mi reino me han fallado, pero tú me lo puedes decir, porque el espíritu de los dioses santos está en ti».


Entonces Daniel, también llamado Beltsasar, estuvo sentado allí en silencio por largo tiempo, turbado por el significado del sueño. Finalmente el rey le dijo: ―Beltsasar, no te preocupes por el sueño y por su significado. Daniel respondió: ―¡Oh, cómo quisiera que lo que ocurre en este sueño le sucediera a sus enemigos, mi señor, y no a usted!


cuando una noche tuve un sueño que me asustó mucho. Tuve unas visiones que me causaron terror, mientras estaba recostado en mi cama.


Yo mandé traer ante mi presencia a todos los sabios de Babilonia para que me dijeran el significado de mi sueño,


pero cuando llegaron los magos, astrólogos, adivinos y hechiceros, y les conté el sueño, no pudieron decirme lo que significaba.


pues hay un hombre en su reino que tiene el espíritu de los dioses santos. En los días de su padre, este hombre demostró estar tan lleno de sabiduría y entendimiento como si él mismo fuera un dios. Y en el reinado del rey Nabucodonosor él fue hecho jefe de todos los magos, astrólogos y adivinos de Babilonia.


»Ese fue el fin de la visión. Y yo estaba muy turbado y mi rostro estaba pálido de miedo, pero no conté a nadie lo que había visto».


»Luego me debilité y estuve enfermo durante varios días. Después me levanté y reanudé mis actividades y cumplí con mis deberes hacia el rey. Pero estaba muy preocupado por el sueño y no lo comprendía del todo».


»No se contaminen consultando adivinos o hechiceros, porque yo soy el Señor su Dios.


»Me pondré en contra de cualquier persona que consulte a adivinos y a hechiceros, en vez de consultarme a mí, y los eliminaré de mi pueblo.


»Tiemblo cuando oigo de todo esto; mis labios se estremecen de temor. Mis piernas se me aflojan y me agito de terror. Esperaré tranquilamente el día de la angustia que vendrá sobre el pueblo que nos invade.


Jesús nació en un pueblo de Judea llamado Belén, durante el reinado de Herodes. Llegaron a Jerusalén varios sabios del oriente,


En una ocasión se enfrentó a varios filósofos epicúreos y estoicos. «¿Qué quiere decir este hablador?», exclamaron algunos. Y cuando lo oyeron hablar acerca de Jesús y de la resurrección, otros decían: «Parece que habla de nuevos dioses».


y le enseñó toda la sabiduría de los egipcios. Moisés fue un hombre poderoso en palabra y en obra.


porque Dios mismo dice: «Destruiré los planes humanos por sabios que parezcan, y haré caso omiso de las ideas humanas por más brillantes que sean».


Los filisteos llamaron a sus sacerdotes y adivinos y les preguntaron: ―¿Qué haremos con el cofre del Señor? ¿De qué manera podemos devolverlo a su tierra?


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