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Génesis 24:67 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

67 Isaac llevó a Rebeca a la tienda de su madre y la tomó por esposa. Él la amó mucho, y ella le sirvió de especial consuelo por la muerte de su madre.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

67 Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

67 Luego Isaac la llevó a la carpa de Sara, su madre, y Rebeca fue su esposa. Él la amó profundamente, y ella fue para él un consuelo especial después de la muerte de su madre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

67 Isaac llevó a Rebeca a la tienda que había sido de su madre Sara. La hizo suya y fue su esposa. La amó y así se consoló por la muerte de su madre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

67 E Isaac la introdujo en la tienda de su madre Sara y tomó a Rebeca por mujer, y la amó. E Isaac fue consolado después de lo de su madre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

67 e Isaac introdujo a Rebeca en la tienda de Sara, su madre. Tomó a Rebeca, que pasó a ser su mujer. La amó, y así se consoló Isaac de la pérdida de su madre.

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Génesis 24:67
16 Tagairtí Cros  

Entonces Abraham entró corriendo a la carpa y le dijo a Sara: ―Toma pronto unos veinte kilos de la mejor harina, amásalos y haz unos panes.


Cuando Isaac llegó hasta ellos, el mayordomo le contó todo lo ocurrido.


Abraham volvió a casarse. Su nueva esposa se llamaba Cetura.


Isaac tenía cuarenta años cuando se casó con Rebeca, la hija de Betuel y hermana de Labán. Betuel y Labán eran arameos y vivían en Padán Aram.


Jacob estaba enamorado de Raquel. Por lo tanto, le dijo a Labán: ―Trabajaré para ti siete años si me das a Raquel para que sea mi esposa.


Toda su familia trató en vano de consolarlo. Pero él decía: «No dejaré de llorar hasta que muera y me reúna con mi hijo». Y seguía llorando.


Pasó el tiempo, y la esposa de Judá, que era hija de Súa, murió. Cuando terminó el tiempo del duelo, Judá y su amigo Hirá, el adulanita, fueron a Timnat a esquilar las ovejas.


Te llevaría de la mano al hogar de mi infancia, y allí me enseñarías. Yo te daría a beber vino con especias, dulce vino de granada.


Hermanos, no queremos que ignoren lo que pasa con los que mueren, para que no se pongan tristes como esos otros que no tienen esperanza.


De acuerdo con lo que el Señor nos enseñó, nosotros les aseguramos que los que estemos vivos cuando el Señor regrese, no nos adelantaremos a los que ya estén muertos.


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