Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Génesis 23:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

6 ¡Señor, por favor, escúchenos! Para nosotros usted es un príncipe poderoso. Escoja el mejor de nuestros sepulcros para que sepulte a su esposa. Ninguno de nosotros le negará su sepulcro para que lo haga.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

6 Óyenos, señor nuestro; eres un príncipe de Dios entre nosotros; en lo mejor de nuestros sepulcros sepulta a tu muerta; ninguno de nosotros te negará su sepulcro, ni te impedirá que entierres tu muerta.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

6 usted es un príncipe de honor entre nosotros. Escoja la mejor de nuestras tumbas y entiérrela allí. Ninguno de nosotros se negará a ayudarle en ese sentido.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Escúchanos, señor: entre nosotros tú eres un príncipe de Dios. Sepulta a tu difunta en la mejor de nuestras sepulturas, pues ninguno de nosotros te negará una tumba para tu difunta.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

6 Óyenos, señor mío, tú eres en medio de nosotros un príncipe de ’Elohim. Sepulta a tu difunta en lo más escogido de nuestros sepulcros. Ninguno de nosotros te negará su sepulcro para sepultar a tu difunta.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 'Escucha, señor nuestro. Tú eres entre nosotros como un príncipe de Dios; sepulta, pues, a tu difunta en la mejor de nuestras sepulturas. Ninguno de nosotros te negará su sepulcro para que sepultes en él a tu difunta'.

Féach an chaibidil Cóip




Génesis 23:6
19 Tagairtí Cros  

Abram era muy rico, pues tenía oro, plata y mucho ganado.


Cuando Abram oyó que a Lot se lo habían llevado preso, reunió a todos los trescientos dieciocho criados que habían nacido en su casa. Luego, con ellos, salió a perseguir a los que se habían llevado a Lot, y los alcanzó en la ciudad de Dan.


Por eso, Sara no pudo evitar reírse, mientras pensaba: «¿Será posible que vaya a tener semejante placer, siendo que tanto mi marido como yo somos muy viejos?».


Ahora devuélvela a su marido y él orará por ti, porque es profeta, y vivirás. Pero si no la devuelves, entonces, morirás tú junto con todos los de tu casa.


Por este tiempo, el rey Abimélec, acompañado de Ficol, el comandante de sus tropas, fue a donde estaba Abraham y le dijo: ―Es evidente que Dios te bendice y te ayuda en todo lo que emprendes.


Entonces Abraham se inclinó delante de ellos,


―Con mucho gusto, señor —dijo ella. Y con prontitud inclinó el cántaro para que él pudiera beber.


El Señor ha colmado de bendiciones a mi amo, de modo que él es considerado un gran hombre entre la gente de la tierra donde vive. Dios le ha dado grandes rebaños de ovejas y de vacas, además le ha dado una gran fortuna en plata y oro, y muchos esclavos y esclavas, camellos y burros.


Raquel le dijo a Labán: ―Padre, perdóname que no me levante, pero estoy con la menstruación. Labán siguió buscando sus ídolos, pero no los encontró.


le respondiera: «Mi señor Esaú, este es un regalo que le envía mi amo Jacob. A propósito, él viene detrás de nosotros».


―¡No, no! —exclamaron—. Sólo hemos venido a comprar alimentos.


Pregúntales: “¿Qué pretendían al robar la copa de mi señor, la que usa para adivinar? ¡Qué gran maldad han hecho!”.


Nosotros devolvimos el dinero que encontramos en nuestros costales. ¿Por qué habríamos de robar plata u oro de la casa de su amo?


―No te enojes tanto —dijo Aarón—. Tú bien sabes que este pueblo es inclinado a la maldad.


El Señor dice: Los egipcios, etíopes y sabeos estarán sujetos a ti. Acudirán a ti con todas sus mercancías, las cuales te pertenecerán. Irán tras ti como prisioneros en cadenas y se postrarán de rodillas ante ti diciendo: «¡El único Dios que hay, es tu Dios!».


―Gracias, señor —contestó ella—, tú has sido bondadoso conmigo, aunque ni siquiera soy una de tus trabajadoras.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí