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Génesis 20:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

6 ―Sí, lo sé —le respondió el Señor en un sueño—. Es por eso que te impedí que pecaras contra mí, y no te dejé tocarla.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Y le dijo Dios en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 En el sueño, Dios respondió: —Sí, yo sé que tú eres inocente. Por eso no permití que pecaras contra mí ni dejé que la tocaras.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Dios le dijo: 'Yo sé que lo hiciste con corazón sencillo y por eso te he librado de pecar contra mí, y no he permitido que la tocases.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Y ’Elohim le dijo en el sueño: También Yo sé que con integridad de tu corazón has hecho esto, y Yo también te retuve de pecar contra mí, por eso no te permití tocarla.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Díjole Dios en el sueño: 'Yo también sé que con sencillez de tu corazón has hecho esto, y he sido también yo el que te ha impedido que pecaras contra mí; por eso no te permití que la tocaras.

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Génesis 20:6
22 Tagairtí Cros  

porque el Señor había dejado estériles a las mujeres que estaban en la casa de Abimélec, debido a lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham.


Entonces Abimélec proclamó públicamente: «Cualquiera que le haga algún daño a este hombre o a su esposa, morirá».


menos del que está en el centro del jardín. Dios nos dijo que si comemos o tocamos el fruto de ese árbol, moriremos.


Aquella noche Dios se le apareció a Labán, el arameo, en sueños, y le dijo: «¡No te atrevas a tratar mal a Jacob!».


pero él ha buscado la manera de engañarme, y ha violado una y otra vez el contrato de salario que tiene conmigo. Pero Dios no ha permitido que me haga daño.


Luego emprendieron la marcha. Pasaron por varias ciudades, pero nadie se atrevió a hacerles daño, pues tenían miedo de Dios.


él me ha dado toda su autoridad. No me ha prohibido ninguna cosa. Solamente sobre usted yo no tengo ningún derecho, pues usted es su esposa. ¿Cómo podría yo hacerle una maldad tan grande como esta? Sería un pecado muy grande contra Dios.


Es contra ti, sólo contra ti, que he pecado, y he hecho lo malo ante tus ojos. Tu sentencia contra mí es justa y tu juicio irreprochable.


Entonces los entregué a su ceguera y necedad, a que vivieran como mejor les pareciera.


Porque el Señor es nuestra luz y nuestra protección. Él nos da gracia y gloria. Ningún bien se les negará a quienes hagan lo que es justo.


Nadie atacará ni conquistará tu tierra mientras estés delante del Señor tu Dios, porque expulsaré a las naciones delante de ti y agrandaré tus fronteras.


El corazón del rey es como un río en las manos del Señor, él lo dirige adonde él quiere.


Pues tampoco el que se acuesta con la mujer infiel y se enreda con ella, quedará sin castigo.


«Si alguien peca contra mí negándose a devolver un depósito por algo que rentó o si se niega a devolver algo que se le confió, o si le quita a la fuerza algo a su prójimo,


Mientras Pilato presidía el tribunal, le llegó el siguiente mensaje de su esposa: «No te metas con ese hombre, porque anoche tuve una horrible pesadilla por culpa suya».


En cuanto a lo que me preguntaron por carta, les contesto: es mejor que no se casen.


Por eso el Señor añade: «Salgan de en medio de ellos, apártense; no toquen sus inmundicias, y yo los recibiré


Dios permite que el poder engañoso les haga creer aquellas mentiras.


El plan secreto de la maldad ya se está desarrollando; sólo falta que lo que lo detiene sea quitado de en medio.


Señor, puesto que el Señor te ha impedido cometer un asesinato y tomar venganza por tus propias manos, te ruego por el Señor y por tu propia vida también que sean malditos como Nabal todos tus enemigos.


Porque juro por el Señor Dios de Israel que ha impedido que te haga daño, que si no hubieras venido a mi encuentro, ninguno de los hombres de la casa de Nabal estaría vivo mañana por la mañana.


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