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Génesis 2:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

8 Luego Dios el Señor plantó un jardín en Edén, hacia el oriente, y puso en él al hombre que había creado.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Después, el Señor Dios plantó un huerto en Edén, en el oriente, y allí puso al hombre que había formado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Yavé Dios plantó un jardín en un lugar del Oriente llamado Edén, y colocó allí al hombre que había formado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y plantó YHVH ’Elohim un huerto en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Plantó Yahveh-Dios un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado.

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Génesis 2:8
12 Tagairtí Cros  

Lot contempló toda la extensa llanura del Jordán, y vio que toda esa región, hasta Zoar, era muy buena para la agricultura, pues tenía mucha agua. Era como el jardín del Señor o como la tierra de Egipto. Así era esa región antes de que el Señor destruyera a Sodoma y a Gomorra.


Entonces Dios el Señor expulsó al hombre y a la mujer del jardín de Edén, y puso al hombre a que trabajara la tierra de la cual fue hecho.


Después de haber expulsado al hombre y a la mujer, Dios puso al oriente del jardín de Edén a los querubines, y una espada encendida que giraba en todas las direcciones, para evitar que nadie pudiera llegar hasta el árbol de la vida.


Entonces Caín se alejó de la presencia del Señor y fue a vivir en la región de Nod —tierra de los errantes—, al oriente del Edén.


¿Han podido contra nosotros los dioses de las otras naciones: Gozán, Jarán, Résef, y los descendientes de Edén que estaban en Telasar? Todos ellos han sido destruidos por los anteriores reyes de Asiria.


De igual modo, el Señor bendecirá nuevamente a Israel y hará florecer sus desiertos, sus páramos serán tan hermosos como el huerto de Edén. Allí reinarán el gozo y la alegría, la acción de gracias y los hermosos cánticos.


Jarán, Cané, Edén, Asiria y Quilmad también envían sus mercaderías.


Estabas en el Edén, el jardín de Dios, tu vestidura estaba adornada con toda piedra preciosa: rubí, topacio, diamante, crisolito, ónice, jaspe, zafiro, carbunclo y esmeralda, todas engastadas en el oro más fino. Ello te fue dado en el día que fuiste creado.


Hice temblar a las naciones con temor ante lo estrepitoso de su caída, porque lo arrojé al abismo de la muerte junto con todas aquellas naciones que eran como él. Y todos los otros árboles orgullosos del Edén, los más escogidos y mejores del Líbano, aquellos cuyas raíces penetraban profundamente hasta las corrientes subterráneas, se consuelan al encontrarlo allí junto a ellas en el abismo de la muerte.


»¡Oh Egipto, tú eres grande y glorioso entre los árboles del Edén, las naciones del mundo! ¡Pero serás abatido hasta el abismo de la muerte junto con todas estas otras naciones! Estarás entre las naciones que desprecias, liquidadas en la guerra. Este es el destino que le espera al faraón y a toda su innumerable gente, dice el Señor».


¡Parece como si el fuego fuera delante y detrás de ellos por todas partes por todo el daño que dejan a su paso! Antes de su llegada la tierra se ve tan bella como el jardín del Edén en toda su hermosura, pero cuando ellos llegan arrasan con todo, ni una sola cosa escapa.


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