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Éxodo 9:24 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

24 La escena fue tan horrible que no se puede describir. Jamás en la historia de Egipto había habido una tormenta similar.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Hubo, pues, granizo, y fuego mezclado con el granizo, tan grande, cual nunca hubo en toda la tierra de Egipto desde que fue habitada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Nunca en toda la historia de Egipto hubo una tormenta igual, con rayos sin parar y con un granizo tan devastador.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Caía el granizo y, junto a él, caía fuego; cayó tan fuerte como jamás se había visto desde que se fundó aquel país.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Hubo así granizo y fuego° que relampagueaba en medio del granizo, tan fuerte como nunca hubo en toda la tierra de Egipto desde que había llegado a ser nación.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Granizó y cayeron rayos en medio del granizo. Tan intensa fue la granizada que no hubo otra igual en todo el país de Egipto desde que se constituyó en nación.

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Éxodo 9:24
11 Tagairtí Cros  

En vez de lluvia envió mortal granizo, y los rayos sobrecogieron a la nación.


El Señor tronó en los cielos; el Dios que está sobre todos los dioses ha hablado: ¡Qué de granizo! ¡Qué de fuego!


Estarán en tu palacio, en las casas de tus funcionarios y en todas las casas de Egipto. Jamás en la historia de Egipto ha habido una plaga como esta”. Tan pronto acabó de hablar, Moisés dio media vuelta y se retiró.


También dile que mañana, a esta hora, enviaré una tormenta de granizo que azotará a toda la nación como jamás ha sido azotada.


Moisés extendió la mano, y el Señor envió truenos, rayos y granizo.


Todo Egipto quedó en ruinas. Todo cuanto había en los campos, hombres y animales por igual, murieron, y los árboles quedaron destrozados y las cosechas arruinadas.


Y el Señor hará oír su majestuosa voz y descargará su potente brazo sobre sus enemigos con gran indignación, con llamas consumidoras, torbellinos, tremendas tormentas e inmensos granizos.


Yo vi en una visión una gran tormenta acercándose hacia mí desde el norte, y delante de ella una enorme nube que resplandecía con fuego, desde adentro de la cual continuamente salían llamaradas, y en el fuego mismo había algo que brillaba como el bronce pulido.


Sí, seguro que caerá. El Señor dice: “¡Yo la derribaré con una tormenta de indignación y un gran aguacero de enojo y con piedras de granizo de cólera!


porque como la persecución que entonces se desatará no se habrá desatado ninguna en la historia, ni se desatará después.


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