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Éxodo 38:20 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

20 Todas las estacas que se usaron en la construcción del santuario y del atrio eran de bronce.

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Biblia Reina Valera 1960

20 Todas las estacas del tabernáculo y del atrio alrededor eran de bronce.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Todas las estacas que se usaban en el tabernáculo y en el atrio eran de bronce.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Las estacas y clavos, tanto de la Morada como del atrio, eran de bronce.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Todas las estacas para el Tabernáculo y para el atrio alrededor eran de bronce.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Todas las estacas del santuario y las del recinto del atrio eran de bronce.

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Éxodo 38:20
10 Tagairtí Cros  

Se usaron clavos de oro, y cada clavo pesaba medio kilo. Los aposentos altos también fueron enchapados en oro.


»Pero ahora, por breve instante, tú has tenido misericordia de nosotros al permitir que algunos de nosotros regresemos a Jerusalén. Nos has dado un momento de gozo y una nueva vida en medio de nuestra esclavitud.


»Todos los utensilios que se necesiten en el santuario, incluyendo todas las estacas y los clavos, serán de bronce.


Estaba colgada de cuatro postes, cada uno con su base de bronce, y con sus ganchos y varas de plata. La parte superior de los postes también era de plata.


Esto resume los diversos pasos dados en la edificación del santuario que serviría de morada para el cofre, de modo que los levitas pudieran desarrollar en él su ministerio. Todo fue hecho en el orden señalado por Moisés, y fue supervisado por Itamar, hijo del sacerdote Aarón.


Las palabras del sabio son como aguijones que mueven a la acción. Destacan importantes enseñanzas. Los alumnos que captan lo que sus maestros dicen son listos.


Lo convertiré en fuerte y firme percha que sostenga a mi pueblo. Sobre él echarán carga. Él llevará con toda honra su nombre».


Verás en cambio a Jerusalén en paz, sitio en que se adora a Dios, ciudad tranquila y firme.


Sin embargo, no están conectados a Cristo, la cabeza, a la cual nosotros, que formamos su cuerpo, sí estamos unidos. Y lo estamos por medio de fuertes junturas y ligamentos, con lo cual crecemos a medida que Dios nos nutre.


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