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Éxodo 32:32 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

32 Sólo te ruego que perdones su pecado. Si no lo haces, te pido que borres mi nombre del libro que has escrito.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

32 que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

32 Ahora, si solo perdonaras su pecado; pero si no, ¡borra mi nombre del registro que has escrito!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 Con todo, dígnate perdonar su pecado..., pero si no, bórrame del libro que has escrito.

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La Biblia Textual 3a Edicion

32 Pero ahora, perdona su pecado… Si no, ¡bórrame ahora de tu libro que has escrito!°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 Pero ¡si quisieras perdonar su pecado! Y si no, bórrame del libro que tienes escrito'.

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Éxodo 32:32
26 Tagairtí Cros  

Al oír la noticia, el rey rompió a llorar y subió al cuarto que estaba encima de la puerta. Se lamentaba diciendo: «¡Ay, Absalón, hijo mío! ¡Absalón, hijo mío! ¡Ojalá hubiera muerto yo en tu lugar! ¡Ay, hijo mío, Absalón, hijo mío!». Entonces, el rey se entristeció mucho, subió a la habitación que estaba encima de la puerta, y mientras lloraba, decía: «¡Hijo mío Absalón, hijo mío Absalón! ¡Ojalá yo hubiera muerto en tu lugar, Absalón, hijo mío, hijo mío!».


Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos.


Lleva la cuenta de mis lamentos. Has recogido todas mis lágrimas y las has guardado en un frasco. Has anotado cada una de ellas en tu libro.


Que estos hombres sean borrados del libro de la vida; que no queden inscritos entre los justos.


Deja que desate contra ellos mi ira y los destruya; y de ti, Moisés, haré otra nación grande.


Mi enojo se dirigirá en contra de ustedes y serán eliminados de entre los jefes de Israel; borraré sus nombres de entre mi pueblo y no verán más su propio país. Y así sabrán que yo soy el Señor.


»”Entonces se presentará Miguel, el gran ángel encargado de proteger a tu pueblo. Habrá un tiempo de angustia como no ha habido otro en toda la historia de la humanidad. Cuando este tiempo llegue, se salvarán todos los miembros de tu pueblo cuyo nombre esté escrito en el libro de registro de Dios.


En la visión contemplaba cómo las langostas estaban acabando con todos los cultivos. Entonces dije: ―¡Señor mi Dios, te ruego que perdones a tu pueblo! ¡No les envíes esta plaga! Si tú te vuelves contra Israel, ¿qué esperanza queda? ¡Pues Israel es tan pequeño y débil y después de esta plaga les irá peor!


Entonces los que respetaban y amaban al Señor hablaron de él a sus compañeros. Y el Señor anotó en un libro de memorias los nombres de los que honran y respetan su fama.


«Ellos serán para mí como el tesoro más precioso. En el día del juicio los perdonaré, así como el padre perdona al hijo que le respeta y honra.


Si me vas a tratar así, mándame la muerte; me harías un favor. ¡Déjame salir de esta situación insoportable!».


Y el Señor descendió en la nube y habló con Moisés, y tomó del Espíritu que había en Moisés y lo puso en los setenta ancianos; y cuando el Espíritu estuvo en ellos, profetizaron una sola vez.


Perdona los pecados de este pueblo por tu amor magnífico, así como muchas veces los has perdonado desde que salimos de Egipto».


Sin embargo, no se alegren de que los espíritus les obedezcan, sino alégrense de que sus nombres están escritos en el cielo.


Jesús dijo: ―Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Mientras, echaban suertes para ver quién se quedaba con la ropa de Jesús.


Estaría dispuesto a condenarme eternamente lejos de Cristo, si con ello mis hermanos, los de mi propia raza, se salvaran.


Por lo tanto, cuando el Señor tu Dios te haya dado reposo de todos tus enemigos en la Tierra prometida, deberás destruir completamente al nombre de Amalec de debajo del cielo. Jamás olvides esto.


El Señor no lo perdonará. Su ira se encenderá contra aquella persona. Todas las maldiciones escritas en este libro caerán sobre ella y el Señor borrará su nombre de debajo del cielo.


Y a ti, mi fiel compañero, te pido que ayudes a estas mujeres. Porque han luchado a mi lado junto con Clemente y mis demás ayudantes en la obra del evangelio. Sus nombres ya están en el libro de la vida.


Esa bestia antes vivía, pero ahora no. Sin embargo, pronto surgirá del abismo y marchará hacia su destrucción. Los moradores de la tierra que no tienen su nombre escrito en el libro de la vida desde la creación del mundo, se pasmarán de asombro al verla aparecer después de muerta.


No entrará en ella nada impuro, ni los idólatras ni los mentirosos; solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.


Y si alguno quita palabras de este libro de profecía, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la santa ciudad, que aquí se describen.


El que salga vencedor recibirá ropa blanca; no borraré su nombre del libro de la vida sino que reconoceré su nombre ante mi Padre y ante sus ángeles.


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