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Ester 6:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

4 En ese preciso momento, Amán entraba al patio exterior del palacio, para pedirle al rey que colgara a Mardoqueo en la horca que había preparado. Por eso, el rey preguntó: ―¿Quién está en el patio?

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Biblia Reina Valera 1960

4 Entonces dijo el rey: ¿Quién está en el patio? Y Amán había venido al patio exterior de la casa real, para hablarle al rey para que hiciese colgar a Mardoqueo en la horca que él le tenía preparada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 —¿Quién está en el patio exterior? —preguntó el rey. Resulta que Amán acababa de llegar al patio exterior del palacio para pedirle al rey que atravesara a Mardoqueo en el poste que había preparado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Entonces dijo el rey: '¿Quién anda en el patio?» Precisamente en ese momento Amán atravesaba el patio exterior del palacio real para ir a pedir al rey que mandara ahorcar a Mardoqueo de la horca que había preparado para éste.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Entonces dijo el rey: ¿Quién está en el patio? (Y Amán estaba entrando en el patio exterior de la casa del rey para proponer al rey que hiciera colgar a Mardoqueo en el madero que él le había preparado.)

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Prosiguió el rey: '¿Quién está en el atrio?'. Amán había venido al atrio exterior del palacio real, para pedir al rey que hiciera colgar a Mardoqueo de la horca que le había preparado.

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Ester 6:4
12 Tagairtí Cros  

«Todo el mundo sabe que cualquiera, sea hombre o mujer, que entre a la presencia del rey sin ser llamado por él está condenado a morir, a menos que el rey le tienda su cetro de oro. ¡Hace más de un mes que el rey no me llama a su presencia!».


Tres días más tarde, Ester se puso sus vestiduras reales y entró al patio interior, al salón real del palacio, donde el rey estaba sentado en su trono.


―Bien— respondió Zeres su esposa, y concordaron con ella todos sus amigos—. Haz preparar una horca de veintidós metros y medio de alto, y en la mañana pídele al rey que haga colgar a Mardoqueo en ella. Cuando esto haya sido realizado, tú podrás seguir alegremente para reunirte con el rey en el banquete. Esto agradó a Amán inmensamente, y ordenó que fuera construida la horca.


―¿Qué recompensa le hemos dado a Mardoqueo por haber hecho esto? —preguntó el rey. ―Nada— respondieron sus oficiales.


―Es Amán, Su Majestad —le respondieron sus oficiales. ―Díganle que venga —ordenó el rey.


Entonces Jarboná, otro de los hombres de confianza del rey, dijo: ―Su Majestad, Amán ordenó construir, en el patio de su casa, una horca de veintidós metros y medio de alto para colgar a Mardoqueo, el hombre que salvó al rey de ser asesinado. ―¡Cuelguen a Amán en ella! —ordenó el rey.


Ellos caen en sus propias redes; él frustra sus maquinaciones.


¡Pero el Señor de los cielos se ríe! Se burla de ellos.


Él los guardará de la muerte y aun en tiempos de hambre los mantendrá con vida.


Haz bien todo lo que emprendas, porque en la muerte, a la cual vas, no hay trabajo, planes, saber ni entendimiento.


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