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Esdras 6:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

3 Primer año del reinado de Ciro. En cuanto al templo de Dios en Jerusalén, el rey Ciro decreta: Que se echen los cimientos y se reconstruya el templo para que los judíos puedan ofrecer los sacrificios. La altura será de veintisiete metros, y el ancho será de veintisiete metros.

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Biblia Reina Valera 1960

3 En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro dio orden acerca de la casa de Dios, la cual estaba en Jerusalén, para que fuese la casa reedificada como lugar para ofrecer sacrificios, y que sus paredes fuesen firmes; su altura de sesenta codos, y de sesenta codos su anchura;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 »En el primer año del reinado del rey Ciro, se emitió un decreto en relación con el templo de Dios en Jerusalén. »Que se reconstruya el templo con los cimientos originales en el sitio donde los judíos solían ofrecer sus sacrificios. Su altura será de veintisiete metros, y su anchura será de veintisiete metros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 El primer año del rey Ciro, el rey Ciro dio esta orden con respecto al Templo de Dios en Jerusalén: El Templo será reconstruido y será un lugar para ofrecer sacrificios. Se pondrán sus cimientos, su altura será de treinta metros y su ancho de treinta metros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro dio orden acerca de la Casa de Dios que esta en Jerusalem: Que la Casa sea reedificada en el lugar donde se ofrecen los holocaustos, y sus cimientos sean echados firmemente. Que su altura sea de sesenta codos y su anchura de sesenta codos,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 'En el año primero del rey Ciro, el rey Ciro promulgó este edicto relativo al templo de Dios en Jerusalén: 'Sea reconstruido el templo, como lugar donde se ofrezcan sacrificios, y échense sus cimientos. Su altura será de sesenta codos, y su anchura de sesenta codos.

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Esdras 6:3
16 Tagairtí Cros  

Salomón envió un mensaje a Hiram, rey de Tiro, en el que le decía: «Envíame, por favor, embarques de madera de cedro, similares a los que le enviaste a mi padre David, cuando construyó su palacio.


Sin embargo, ¿quién podrá alguna vez edificarle un templo tan grande, si ni los más altos cielos poseen suficiente grandeza para contenerlo? Y, ¿quién soy yo para que se me permita edificar un templo para Dios? Pero va a ser un lugar para adorarlo.


Pero en el primer año del reinado de Ciro, rey de Persia, el Señor hizo que el rey promulgara un decreto, tanto de forma oral como por escrito, permitiendo que los cautivos de Judá pudieran regresar a su tierra. De esa manera el Señor cumplió lo que había dicho por medio del profeta Jeremías. Este decreto, que se dio a conocer en todo el imperio persa, decía:


Durante el primer año del reinado del rey Ciro, de Persia, el Señor hizo que el rey promulgara un decreto, tanto de forma oral como por escrito, permitiendo que los cautivos de Judá pudieran regresar a su tierra. De esa manera el Señor cumplió lo que había dicho por medio del profeta Jeremías. Este decreto, que se dio a conocer en todo el imperio persa, decía:


«Yo, Ciro, rey de Persia, declaro que el Señor, Dios del cielo, me dio este imperio y ha puesto sobre mí la responsabilidad de edificarle un templo en Jerusalén, en la tierra de Judá.


Luego contrataron albañiles y carpinteros, y compraron madera de cedro de Tiro y Sidón, lo que pagaron con alimentos, vino y aceite de oliva. La madera de cedro la llevaban desde el Líbano y por el mar hasta Jope, tal como lo había ordenado el rey Ciro, de Persia.


Así que los jefes de los judíos continuaron su trabajo y terminaron la reconstrucción, de acuerdo con la palabra de Dios dada por medio de los profetas Hageo y Zacarías hijo de Idó. Gracias al mandato de Dios y a los decretos de Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia, los judíos pudieron terminar la reconstrucción.


Todo el pueblo de Israel, el pueblo del Señor, sube aquí. Vienen para alabar el nombre del Señor como la ley lo ordena.


La ciudad era completamente cuadrada. Su largo era igual a su ancho; su alto era exactamente igual al largo y al ancho: dos mil doscientos kilómetros.


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