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Esdras 10:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

11 Confiesen pues, sus pecados al Señor, Dios de sus padres, y hagan lo que él les pide, es decir, sepárense del pueblo pagano que está alrededor de ustedes, y de esas mujeres.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Ahora, pues, dad gloria a Jehová Dios de vuestros padres, y haced su voluntad, y apartaos de los pueblos de las tierras, y de las mujeres extranjeras.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Por lo tanto, confiesen ahora su pecado al Señor, Dios de sus antepasados, y hagan lo que él exige. Apártense de los habitantes de esta tierra y sepárense de esas mujeres paganas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Pero ahora, reconozcan su falta delante de Yavé, el Dios de sus padres y hagan lo que se les manda: sepárense de la gente del país y de las mujeres extranjeras'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Ahora pues, haced confesión a YHVH, el Dios de vuestros padres, y haced lo que a Él le agrada, y apartaos de los pueblos de esta tierra y de las mujeres extranjeras.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Ahora, pues, rendid honor a Yahveh, Dios de vuestros padres, y haced su voluntad: separaos de los habitantes del país y de las mujeres extranjeras'.

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Esdras 10:11
24 Tagairtí Cros  

(El rey Ezequías felicitó a los levitas por aquella excelente música, pues de verdad habían puesto todo su empeño en adorar al Señor). Durante siete días celebraron la fiesta y presentaron ofrendas de paz, y el pueblo confesó sus pecados al Señor, Dios de sus padres.


Entonces, el sacerdote se puso de pie y les dijo: ―Ustedes han pecado, porque se han casado con mujeres extranjeras. Ahora merecemos más condenación que antes.


Todos dijeron: ―Haremos lo que tú has dicho.


Prometemos solemnemente, delante de nuestro Dios, separarnos de nuestras esposas y de los hijos que con ellas hemos tenido. Haremos lo que tú y todos los que obedecen la ley de nuestro Dios nos aconsejen. Obedeceremos las leyes de Dios.


Después de esto, los jefes de los judíos vinieron a mí para decirme que muchos judíos, aun algunos sacerdotes y levitas, se habían mezclado con los pueblos vecinos y habían adquirido las horribles costumbres de los hititas, los ferezeos, los jebuseos, los amonitas, los moabitas, los egipcios y los amorreos.


Leída esta regla, todos los extranjeros fueron expulsados de la asamblea.


se separaron de todos los extranjeros. Y puestos de pie confesaron sus pecados y los de sus antepasados.


Pero un día reconocí ante ti todos mis pecados y no traté de ocultarlos más. Dije para mí: «Se los voy a confesar al Señor». ¡Y tú me perdonaste! Toda mi culpa se esfumó.


El que disimula su pecado no prosperará; pero el que lo confiesa y lo deja, obtendrá misericordia.


Esto digo a los eunucos que respetan mis días de reposo, me son fieles y me obedecen:


Basta con que reconozcas tu culpa, reconoce que te rebelaste contra el Señor tu Dios y cometiste adulterio contra él, adorando ídolos debajo de cada árbol; confiesa que te negaste a seguir mis instrucciones, dice el Señor.


El Señor de los ejércitos, el Dios de Israel dice: Aun ahora, si abandonan su mala conducta los dejaré permanecer en su tierra.


¡Yo juzgaré a cada uno de ustedes, oh Israel, y castigaré o recompensaré a cada uno de acuerdo con sus propias acciones! ¡Oh israelitas, arrepiéntanse de sus maldades mientras aún hay tiempo!


Los judíos llamaron una vez más al que había sido ciego, y le dijeron: ―Júralo por Dios. Nosotros sabemos que este hombre es pecador.


No se amolden a la conducta de este mundo; al contrario, sean personas diferentes en cuanto a su conducta y forma de pensar. Así aprenderán lo que Dios quiere, lo que es bueno, agradable y perfecto.


Por eso el Señor añade: «Salgan de en medio de ellos, apártense; no toquen sus inmundicias, y yo los recibiré


Así podrán agradar y honrar al Señor en todo; harán toda clase de buenas obras y conocerán cada día más y mejor a Dios.


Que él los capacite en todo lo bueno para que hagan su voluntad; y que, por medio de Jesucristo, Dios haga en nosotros lo que le agrada. Que Jesucristo reciba la gloria por siempre. Amén.


Josué entonces le dijo a Acán: ―Hijo mío, da gloria al Dios de Israel y haz tu confesión. Dime lo que has hecho.


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