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Eclesiastés 6:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

2 Dios les ha dado a unos inmensa riqueza y honra que les permitirían obtener todo lo que se les antoje, pero no les ha dado salud para disfrutarlo; mueren, y otros se apoderan de todo. Esto es absurdo, simple burla, una falla grave.

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Biblia Reina Valera 1960

2 El del hombre a quien Dios da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; pero Dios no le da facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los extraños. Esto es vanidad, y mal doloroso.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Dios les da a algunos mucha riqueza, honor y todo lo que pudieran desear, pero luego no les da la oportunidad de disfrutar de esas cosas. Se mueren, y algún otro —incluso un extraño— termina disfrutando de toda esa abundancia. Eso no tiene sentido, es una tragedia terrible.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Alguien recibió de Dios fortuna, riqueza y honores: nada faltó de todo lo que pudo desear. Pero Dios no le concede disfrutar de ello, y es otro el que lo aprovecha. Esta es otra cosa muy mala y que no se puede justificar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 El del hombre a quien Ha-’Elohim le ha dado riquezas, tesoros y honores, de modo que nada le falta de todo lo que su alma pueda desear, pero a quien Ha-’Elohim no le permite disfrutarlo, sino que lo disfrutan los extraños. Esto es vanidad y un mal doloroso.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 A un individuo Dios le concede riqueza, fortuna y gloria: nada le falta de cuanto pudiera desear. Pero Dios no le permite disfrutar de todo ello, sino que lo disfruta un extraño. Esto es vanidad y triste desventura.

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Eclesiastés 6:2
24 Tagairtí Cros  

Y también te daré lo que no has pedido, esto es, riquezas y honor. Nadie en el mundo será tan rico y famoso como lo serás tú por el resto de tu vida.


Y el Señor le dio gran popularidad en todo el pueblo de Israel, y amasó aun mayores riquezas y conquistó más honores que su padre.


Murió a una avanzada edad, acaudalado y lleno de honores; y su hijo Salomón reinó en su lugar.


Dios le respondió: ―Por cuanto tu más grande anhelo es ayudar a tu pueblo, y no has pedido riqueza personal ni honores, ni me has pedido que maldiga a tus enemigos, ni has solicitado una larga vida, sino que has pedido sabiduría y conocimiento para guiar a mi pueblo en forma adecuada,


Líbrame con tu poderosa mano de estos mortales cuyo único interés está en la ganancia terrena. Con tus tesoros les has llenado el vientre, sus hijos han tenido abundancia, y hasta ha sobrado para sus descendientes.


¡Simple sombra! Y sus múltiples afanes en nada paran. Amontona riqueza para que otro la derroche.


Esos ricachones tienen cuanto su corazón anhela.


Vi entonces que el móvil principal del éxito es el impulso de la envidia y los celos. Pero también esto es necedad, es perseguir el viento.


el caso del hombre solitario, sin hijos ni hermanos, y que trabaja arduamente para seguir acumulando riquezas. No se pregunta a quién le quedará todo. ¿Y por qué renuncia a tanto ahora? ¡Todo esto es tan sin sentido y deprimente!


Otro grave problema he observado por doquier: se invierten los ahorros en negocios arriesgados que fracasan, y pronto no queda nada para dejar a los hijos.


Esto, ya lo dijimos, es un grave problema, pues trabajó mucho para nada. Todo se lo lleva el viento.


Es esto lo que he visto de bueno: corresponde al ser humano comer bien, beber su buen vaso de vino, aceptar su puesto en la vida y disfrutar de su trabajo sea cual sea su empleo, por el tiempo de vida que el Señor le conceda.


Y, naturalmente, está muy bien. Si Dios le ha dado al ser humano riqueza y salud es para que lo disfrute. Gustar de nuestro trabajo y aceptar la suerte que la vida nos deparó, es en verdad un don de Dios. Quien tal haga no tendrá que mirar triste hacia el pasado, pues Dios llenará de gozo su corazón.


¿Por qué gastar su dinero en alimento que no nutre? ¿Por qué pagar por víveres que no aprovechan? Escuchen y les diré dónde obtener buen alimento que fortalece el alma.


Nuestras posesiones ahora las tienen extranjeros, nuestras casas son habitadas por forasteros.


»Su Majestad, el Dios Altísimo dio a Nabucodonosor, el rey anterior a usted, un reino, majestad, gloria y honor.


La ocupación de rendir homenajes a los dioses extranjeros ha agotado sus fuerzas, pero ellos parecen no darse cuenta. El cabello de Efraín se está volviendo canoso y él ni siquiera se da cuenta cuán débil y viejo está. ¡No ha ganado nada de experiencia con los años!


Una nación extranjera de la cual ni siquiera has oído se comerá las cosechas que con tanto trabajo cultivaste. Estarás siempre oprimido y explotado.


Los extranjeros que vivan en medio del pueblo se enriquecerán cada vez más, mientras tú te haces cada vez mas pobre.


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