Daniel 4:33 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 200833 En aquella misma hora se cumplió la profecía. Nabucodonosor fue separado de la gente y comió hierba como las vacas, y su cuerpo se empapó con el rocío; su cabello le creció tan largo como plumas de águila, y sus uñas se parecían a las garras de las aves. Féach an chaibidilTuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 196033 En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves. Féach an chaibidilBiblia Nueva Traducción Viviente33 »En ese mismo momento se cumplió la sentencia y Nabucodonosor fue expulsado de la sociedad humana. Comió pasto como el ganado y lo mojó el rocío del cielo. Vivió de esa manera hasta que el pelo le creció tan largo como las plumas de las águilas y las uñas como las garras de un ave. Féach an chaibidilBiblia Católica (Latinoamericana)33 En ese mismo momento, me volvió la inteligencia, recuperé mi majestad y mi esplendor y pude reanudar un reinado glorioso. Mis consejeros y mis ministros me fueron a buscar, fui restablecido en mi trono e incluso gané en poder. Féach an chaibidilLa Biblia Textual 3a Edicion33 Y en la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue apartado de entre los hombres, y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se humedecía con el rocío de los cielos, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves. Féach an chaibidilBiblia Serafín de Ausejo 197533 'En este instante recobré la razón, y, para gloria de mi reino, me fueron devueltos también mi majestad y mi esplendor. Mis consejeros y mis magnates me buscaron. Fui restablecido en mi reino y se me concedió una grandeza aún mayor.' Féach an chaibidil |
y fue apartado de la gente. Sus pensamientos eran como los de un animal, y vivió entre los burros salvajes; comía hierba como las vacas y su cuerpo estaba empapado con el rocío del cielo, hasta que por fin reconoció que el Altísimo domina sobre los reinos de los hombres, y que él escoge a quien quiere para reinar sobre ellos.