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Daniel 4:27 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

27 »¡Oh, rey Nabucodonosor, escúcheme, deje de cometer injusticias; haga lo que es recto, ponga fin a sus maldades, muestre misericordia a los pobres! Quizás entonces seguirá viviendo con prosperidad.

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Biblia Reina Valera 1960

27 Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

27 »”Rey Nabucodonosor, por favor, acepte mi consejo. Deje de pecar y haga lo correcto. Apártese de su perverso pasado y sea compasivo con los pobres. Quizá, entonces, pueda seguir prosperando”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 el rey comentaba: '¿No es esta la gran Babilonia que construí con mi poder y mi fuerza, la que he convertido en mi residencia real y que será la gloria de mi reino?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: redime tus pecados con justicia, y borra tus iniquidades mostrando misericordias para con los oprimidos, por si tal vez pueda haber una prolongación de tu tranquilidad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 el rey dijo: '¿No es ésta la gran Babilonia que yo he construido para residencia real con el poder de mi fuerza y para gloria de mi majestad?'.

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Daniel 4:27
44 Tagairtí Cros  

Después dijeron: «Construyamos una ciudad con una torre altísima, que toque el cielo. Así nos haremos muy famosos y no tendremos que vivir por siempre errantes».


«¿Ves cómo se ha humillado Acab delante de mí? Por cuanto él ha hecho esto, no haré lo que anuncié durante su vida. Pero enviaré la desgracia a su familia durante el reinado de su hijo».


Hablaré a los reyes de tus decretos, y no me avergonzaré.


El orgullo te lleva hacia la deshonra; la humildad, hacia la sabiduría.


Con amor y verdad se perdona el pecado, y con temor del Señor se evita el mal.


El que disimula su pecado no prosperará; pero el que lo confiesa y lo deja, obtendrá misericordia.


Se vanaglorian diciendo: Por nuestra propia fuerza y sabiduría hemos ganado esas guerras. Somos grandes y sabios. Por nuestra propia fuerza derribamos las murallas y destruimos a los pueblos, y nos llevamos sus tesoros.


Segura te sentías en toda tu maldad. «Nadie me ve», decías. Tu «sabiduría» y tu «conocimiento» hicieron que te apartaras de mí y que proclamaras que tú misma eres dios.


¡Oh reino ebrio de placeres, que vives a tus anchas, vanagloriándote de ser el más grande de la tierra, escucha la sentencia que mi tribunal dicta sobre tus pecados! Tú dices: «Sólo yo soy dios. No enviudaré jamás, jamás perderé a mis hijos».


Y trabajen por la prosperidad y paz de Babilonia. Oren por ella, porque si Babilonia tiene paz, la tendrán ustedes.


Jeremías respondió: ―Basta con que obedezcas al Señor y no caerás en manos de ellos; tu vida será respetada y todo te saldrá bien.


y es un acreedor misericordioso, no quedándose con las prendas empeñadas por deudores pobres, y no es ladrón, sino que da alimento a los pobres y ropa a los necesitados,


Comunícales que el Señor Dios dice: “¡Yo soy tu enemigo, faraón, rey de Egipto, quien te crees poderoso dragón echado en medio de tus ríos! Pues tú has dicho: ‘¡El Nilo es mío, yo lo he hecho para mí mismo!’.


La tierra de Egipto llegará a ser un yermo desolado, por tu arrogancia de pensar que tú hiciste el río Nilo y que era de tu pertenencia exclusiva, y entonces los egipcios sabrán que yo, el Señor, lo he hecho.


Tal vez cambie de parecer y los perdone, y los bendiga en vez de castigarlos. Quizá haga que la tierra vuelva a producir en abundancia, de modo que tengan cereales y vino para que le presenten sus ofrendas.


¡Ustedes hacen gran alboroto por alguna conquista insignificante, y por ello creen que son muy poderosos e invencibles!


Quizás Dios tenga misericordia, deje de estar enojado con nosotros y nos permita seguir viviendo».


Pasan como el huracán que todo lo destruye; pero su gran error es creer que de su dios les viene el inmenso poder que tienen».


Este será el destino de la ciudad grande y próspera que vivió tan segura y que decía de sí misma: «En todo el mundo no hay ciudad tan grande como yo». Pero ahora, vean cómo ha quedado convertida en un lugar de completa ruina, como guarida de animales. Todo el que pase por ella se burlará o meneará la cabeza sin creer lo que ve.


Demuestren, antes de bautizarse, que están arrepentidos.


Den a los pobres de lo que ustedes tienen dentro, y así todo quedará limpio.


Cuando Pablo se puso a hablar sobre la justicia, el dominio propio y el juicio venidero, Félix tuvo miedo. Entonces le dijo: «¡Basta, es suficiente por ahora! Puedes retirarte. Cuando tenga tiempo te volveré a llamar».


Primero prediqué a los que estaban en Damasco, después a los de Jerusalén y de toda Judea, y luego a los que no eran judíos. A todos les prediqué que se arrepintieran y obedecieran a Dios, que demostraran su arrepentimiento haciendo buenas obras.


Arrepiéntete de esta maldad y ora. Quizás Dios te perdone los malos pensamientos,


Impulsados por este temor reverencial al Señor, tratamos arduamente de persuadir a otros. Dios sabe que nuestros corazones son sinceros en cuanto a esto, y espero que ustedes lo sepan también.


Les hablo así, hermanos, porque ustedes fueron llamados a ser libres. Pero no usen esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. Más bien sírvanse unos a otros con amor.


En cambio, este es el fruto que el Espíritu produce en nosotros: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad,


Estando unidos a Cristo Jesús no cuenta nada si estamos circuncidados o no. Nos basta la fe que actúa a través del amor.


El que era ladrón, deje de robar; al contrario, trabaje honradamente con sus manos para que tenga con qué ayudar a los que estén en necesidad.


Devuélveselo en la tarde para que pueda usarlo en la noche y para que te bendiga. El Señor tu Dios te lo contará por justicia.


Pero luego pensé: Mis enemigos se jactarán diciendo: ‘Israel ha sido destruida por nuestro poder. No fue el Señor quien lo hizo sino nosotros’ ”.


No pienses jamás que por tu poder y tu fuerza has obtenido esa riqueza.


Sobre todo, ámense en gran manera unos a otros, porque el amor cubre muchos pecados.


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