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Daniel 2:18 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

18 Luego les pidió que suplicaran al Dios del Cielo que les mostrara su bondad diciéndoles el secreto, para que no murieran junto con los sabios babilonios.

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Biblia Reina Valera 1960

18 para que pidiesen misericordias del Dios del cielo sobre este misterio, a fin de que Daniel y sus compañeros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Les rogó que pidieran al Dios del cielo que tuviera misericordia y les revelara el secreto, para que no fueran ejecutados junto con los demás sabios de Babilonia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Les pidió que imploraran la misericordia del Dios del cielo para que les esclareciera ese misterio; pues de lo contrario, harían morir a Daniel y a sus compañeros junto con los demás sabios de Babilonia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 instándoles a implorar la gran misericordia del Dios de los cielos respecto al misterio, a fin de que Daniel y sus compañeros no perecieran junto con los otros sabios de Babilonia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 a fin de que imploraran la misericordia del Dios del Cielo acerca de aquel misterio y no tuvieran que perecer Daniel y sus compañeros con los demás sabios de Babilonia.

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Daniel 2:18
22 Tagairtí Cros  

Supongamos que haya solamente cuarenta y cinco justos, ¿destruirías la ciudad por los cinco que faltan? Y el Señor le dijo: ―Si encontrara en la ciudad cuarenta y cinco justos, no la destruiría.


Den gracias al Dios del cielo; su gran amor perdura para siempre.


Confía en mí en tus tribulaciones para que yo te libre y puedas darme la gloria.


Cuando me llame, yo responderé; estaré con él en la angustia, lo libraré y lo honraré.


Pero quizá el Señor tu Dios haya oído la blasfemia del representante del rey de Asiria burlándose del Dios viviente. Sin duda no le dejará Dios salirse con la suya, sin duda Dios lo reprenderá por esas palabras. ¡Oh Isaías, ruega por los que hemos quedado!».


Pregúntame y yo te revelaré algunos importantes secretos acerca de lo que habrá de ocurrir aquí.


»El Señor Dios dice: ¡Yo estoy listo para oír las oraciones de Israel por estas bendiciones y estoy presto concederles sus peticiones!


¡Te doy gracias y declaro tu gran bondad, oh Dios de mis antepasados, pues me has dado sabiduría y poder! Me has concedido lo que te pedimos, nos has mostrado el sueño del rey.


Si somos arrojados al horno de fuego ardiente, el Dios a quien servimos puede librarnos del horno y de cualquier otro castigo que Su Majestad nos imponga.


Pero el tronco y las raíces las dejaron en el suelo. Esto significa que otra vez usted tendrá su reino, cuando haya aprendido a ser humilde y reconozca que del cielo viene todo poder para reinar.


―Soy hebreo, soy devoto del Señor, el Dios del cielo, quien hizo el mar y la tierra. Lo que está sucediendo es por mi culpa, pues trato de huir de la presencia de Dios —les respondió. Los hombres se asustaron mucho cuando oyeron esto, y le preguntaron: ―¿Por qué lo hiciste?


Entonces verán ustedes la diferencia entre el tratamiento que Dios proporciona a los buenos y a los malos, entre los que le respetan y viven de acuerdo a sus instrucciones y los que no lo hacen.


Si un hombre tiene cien ovejas y una se le extravía, ¿qué hará? ¿No deja las noventa y nueve sanas y salvas y se va a las montañas a buscar la perdida?


También quiero decirles que si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra acerca de algo que quieran pedir en oración, mi Padre que está en los cielos se lo concederá,


Lo puso en prisión bajo la custodia de dieciséis soldados. La intención de Herodes era hacerle un juicio público a Pedro después de la Pascua.


En nombre de nuestro Señor Jesucristo, y por el amor que el Espíritu Santo ha puesto en ustedes, les ruego que se unan a mí en esta lucha y que oren a Dios por mi trabajo.


No cabe duda entonces de que el Señor sabrá rescatar de las tentaciones a los que viven como él quiere y reservará a los injustos para castigarlos en el día del juicio.


El Señor que me salvó de las garras del león y del oso, me salvará también de este filisteo. Saúl finalmente aceptó. ―Bien, ve —le dijo—, y que el Señor te acompañe.


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