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Daniel 2:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

11 Lo que el rey pide es imposible. Nadie, salvo los dioses, puede decirle su sueño, y ellos no están aquí para ayudar.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Porque el asunto que el rey demanda es difícil, y no hay quien lo pueda declarar al rey, salvo los dioses cuya morada no es con la carne.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Es imposible cumplir con lo que el rey exige. Nadie, excepto los dioses, puede contar al rey su sueño, pero los dioses no habitan entre los hombres.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 El rey pide demasiado; sólo los dioses pueden satisfacer esa exigencia del rey, pero ellos no se encuentran en el mundo de los mortales'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Porque el asunto que el rey demanda es cosa ardua, y no hay quien lo pueda declarar al rey, salvo los dioses, cuya morada no está con la carne.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Lo que el rey pide es tan difícil que nadie se lo puede descubrir al rey, salvo los dioses, cuya morada no está entre los hombres'.

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Daniel 2:11
25 Tagairtí Cros  

Luego, volviéndose hacia José, el faraón le dijo: ―Puesto que Dios te ha revelado el significado del sueño, eres el hombre más sabio de Egipto.


Al día siguiente, al acordarse de los sueños se sintió bastante preocupado por lo que pudieran significar. Así que llamó a todos los magos y sabios de Egipto, y les contó los sueños. Pero ninguno pudo ni siquiera dar una idea de lo que significaban.


»Pero, ¿es posible que Dios pueda vivir en la tierra? Si los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener, mucho menos este templo que yo he edificado.


»Pero, ¿vivirá realmente Dios en la tierra con los hombres? Si aun el cielo, y el cielo de los cielos no pueden contener tu grandeza, ¡cuánto menos este templo que yo he construido!


«Este es mi hogar donde moraré para siempre. Aquí habitaré porque así lo deseo.


Subiste a lo alto, llevando muchos cautivos contigo. Recibiste obsequios de los hombres aun de los que una vez fueron rebeldes. Dios habitará aquí entre nosotros.


Viviré en medio del pueblo de Israel y seré su Dios,


«¡No hay la menor duda de que esto es obra de Dios!», exclamaron ante el faraón. Pero el faraón persistió en su terquedad, y no quiso oírlos, tal como el Señor lo había advertido.


Invoca las hordas de demonios que adoraste todos estos años, pídeles que te ayuden a infundir nuevamente profundo terror en muchos corazones.


El que es alto y excelso y habita la eternidad, aquel cuyo nombre es santo, dice así: Yo moro en aquel elevado y santo sitio, pero también estoy donde habitan los pobres y los afligidos, y a ellos les doy ánimo y aliento.


Yo y los hijos que Dios me ha dado tenemos nombres simbólicos que revelan los planes del Señor Todopoderoso para su pueblo: Isaías significa «El Señor salvará (a su pueblo)»; Sear Yasub significa «Un remanente volverá»; y Maher Salal Jasbaz significa «Tus enemigos serán pronto aniquilados».


Yo, Nabucodonosor, estaba viviendo en mi palacio, en paz y prosperidad,


pues hay un hombre en su reino que tiene el espíritu de los dioses santos. En los días de su padre, este hombre demostró estar tan lleno de sabiduría y entendimiento como si él mismo fuera un dios. Y en el reinado del rey Nabucodonosor él fue hecho jefe de todos los magos, astrólogos y adivinos de Babilonia.


Pues yo me vengaré de todo el mal que le causaron a mi pueblo; no dejaré sin castigo a los culpables. ¡Yo, el Señor, viviré en Sion!


No contaminen la tierra donde van a vivir, porque yo, el Señor, viviré allí entre ustedes».


Jesús los miró fijamente y les dijo: ―Humanamente hablando, nadie. Pero para Dios no hay imposibles.


Y la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que le pertenece al Hijo único del Padre, en el que abundan el amor y la verdad.


Él es el Espíritu de verdad; el mundo no lo puede recibir porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes.


Jesús le contestó: ―El que me ama, obedece mi palabra. Por eso, Dios lo amará y vendremos a vivir con él.


Y ¿qué unión puede existir entre el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios viviente. Como el Señor dijo: «Viviré con ellos y caminaré entre ellos, y seré su Dios y ellos serán mi pueblo».


Oí entonces que una potente voz gritaba desde el trono: «La casa de Dios está ahora entre los seres humanos, y él vivirá con ellos. Ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos, y será su Dios.


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