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Apocalipsis 22:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

3 No habrá allí nada maldito. Y el trono de Dios y del Cordero estarán allí. Sus siervos lo servirán

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Biblia Reina Valera 1960

3 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Ya no habrá más maldición sobre ninguna cosa, porque allí estará el trono de Dios y del Cordero, y sus siervos lo adorarán.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 No habrá ya maldición alguna; el trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad, y sus servidores le rendirán culto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y ya no habrá más maldición,° sino que el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Ya no habrá anatema contra nadie, se asentará en ella el trono de Dios y del Cordero. Sus siervos le darán culto,

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Apocalipsis 22:3
20 Tagairtí Cros  

Me has dejado saborear los gozos de la vida y los exquisitos placeres de tu presencia eterna.


Pero yo en justicia contemplaré tu rostro; me bastará con verte cuando despierte.


Cante jubiloso su canto de reconocimiento todo el pueblo de Jerusalén. Porque grande y poderoso es el Santo de Israel, que mora entre ustedes.


Llegará el día cuando todos los redimidos de Dios regresarán a su patria. Volverán a Jerusalén con cánticos y llenos de gozo y de alegría sin fin; y el dolor y el luto habrán acabado para siempre.


Y viviré para siempre entre ellos. Sí, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


»La circunferencia total de la ciudad es de nueve kilómetros y cuatrocientos cincuenta metros. ¡Y el nombre de la ciudad será Dios Sama (Dios está allí)!».


Y Jerusalén será de nuevo habitada por sus propios ciudadanos; en ella se gozará de paz y seguridad, y nunca más volverá a ser destruida.


El jefe, satisfecho, le dijo: “¡Magnífico! Eres un siervo bueno y fiel. Y ya que fuiste fiel con el poco dinero que te di, te voy a confiar una cantidad mayor. Ven, entra, celebremos tu éxito”.


»Entonces me volveré a los de la izquierda y les diré: “¡Apártense de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus demonios.


El que quiera servirme, debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará el que me sirve. Al que me sirva, mi Padre lo honrará.


Si a Dios lo glorifican cuando glorifican al Hijo, también Dios hará que glorifiquen al Hijo. Y Dios hará esto muy pronto.


Y si me voy a prepararles un lugar, volveré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté.


»Padre, quiero que los que tú me has dado, estén conmigo donde yo estoy. Así, ellos verán mi gloria, la gloria que me has dado porque tú me amaste desde antes que el mundo fuera creado.


“Maldito sea el que no obedece estas leyes”. Y todo el pueblo responderá: “Amén”.


«Al Dios nuestro que está en el trono y al Cordero debemos la salvación», gritaban.


Luego vi frente al trono y delante del Cordero a una gran multitud de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, todos vestidos de blanco y con ramas de palma en las manos. Era tan inmensa la multitud que nadie podía contarla.


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