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Apocalipsis 22:19 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

19 Y si alguno quita palabras de este libro de profecía, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la santa ciudad, que aquí se describen.

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Biblia Reina Valera 1960

19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Y si alguien quita cualquiera de las palabras de este libro de profecía, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa que se describen en este libro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Y si alguno quita algo a las palabras de este libro profético, Dios le quitará su parte en el árbol de la vida y en la Ciudad Santa descritos en este libro.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 y si alguno quita de las palabras del rollo de esta profecía,° Dios quitará su parte del árbol de la vida y de la santa ciudad, de las cosas que han sido escritas en este rollo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Y si alguno quita algo de las palabras del libro de esta profecía, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa descritos en este libro'.

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Apocalipsis 22:19
24 Tagairtí Cros  

Que estos hombres sean borrados del libro de la vida; que no queden inscritos entre los justos.


―Cualquiera que haya pecado contra mí —dijo el Señor— será borrado.


No añadas nada a sus palabras para que no te reprenda y te haga quedar como un mentiroso.


»¡Ay de ustedes, maestros de la ley!, porque se han quedado con el control del conocimiento. Ustedes mismos no entran; y a los que quieren entrar, no los dejan».


Obedece todos los mandamientos que yo te doy; no les añadas ni les quites nada.


No añadan otras leyes ni quiten ninguna de las que ahora les doy. Pónganlas en práctica, porque se las ha dado el Señor su Dios.


Bendito el que lee esta profecía y benditos los que la oyen y le hacen caso, porque la hora de su cumplimiento se aproxima.


«Pero no midas las partes externas del templo —me dijeron—, porque han sido entregadas a las naciones y estas se pasarán tres años y medio humillando a la ciudad santa.


Y la adoraron todos los seres humanos cuyos nombres no estaban inscritos, desde la creación del mundo, en el libro del Cordero que fue sacrificado.


Oí entonces una voz que me decía desde el cielo: «Escribe esto: ¡Dichosos los que de ahora en adelante mueren unidos al Señor —dice el Espíritu—, porque cesarán para ellos las penas y las tareas, y Dios los premiará por sus acciones».


El que tenga oídos, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias: El que salga vencedor no sufrirá daño alguno de la segunda muerte.


Al que salga vencedor y se mantenga hasta el final haciendo lo que me agrada, le daré autoridad sobre las naciones,


El que tenga oídos, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias: Al que salga vencedor le daré a comer del fruto del árbol de la vida que está en medio del paraíso de Dios.


Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de donde estaba Dios. Tenía la apariencia gloriosa y bella de una novia.


Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas». Luego me dijo: «Escribe, porque lo que te digo es digno de crédito y verdadero.


«¡Miren, vengo pronto! Traigo conmigo la recompensa que he de dar a cada uno según sus obras.


y corría en medio de la calle principal de la ciudad. En ambas riberas crecía el árbol de la vida, que produce frutos todos los meses, doce veces al año, y con sus hojas se curan las naciones.


«Vengo pronto. ¡Bendito el que cree las palabras proféticas que están escritas en este libro!».


Al que salga vencedor, lo convertiré en columna del templo de mi Dios y ya no saldrá jamás de allí. Escribiré en él el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios —la nueva Jerusalén que el Señor hará descender del cielo—, y llevará escrito en él mi nuevo nombre.


Al que salga vencedor, le daré el derecho de que se siente junto a mí en el trono, de la misma manera que al vencer yo me senté con mi Padre en su trono.


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