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Apocalipsis 20:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

2 y prendió al dragón, la serpiente antigua, conocida también con el nombre de diablo o Satanás, y lo encadenó durante mil años.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Sujetó con fuerza al dragón —la serpiente antigua, quien es el diablo, Satanás— y lo encadenó por mil años.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Sujetó al monstruo, la serpiente antigua, que es Satanás o el diablo, y lo encadenó por mil años.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y prendió al dragón, la serpiente antigua,° que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Se apoderó del dragón, de la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo encadenó por mil años.

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Apocalipsis 20:2
31 Tagairtí Cros  

La serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo creados por Dios el Señor, se le acercó a la mujer y le preguntó: ―¿Es verdad que Dios no les permite comer de ningún árbol que hay en el jardín?


Habrá siempre enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la de ella. El descendiente de la mujer te aplastará la cabeza, mientras tú solamente le morderás el talón.


―¿De dónde vienes? —le preguntó el Señor al acusador. Y este respondió: ―De rondar la tierra y recorrerla por todas partes.


Serán acorralados como prisioneros y puestos en calabozos hasta que se les juzgue y condene.


En aquel día el Señor tomará su tremenda y veloz espada y castigará al Leviatán, rauda serpiente, serpiente tortuosa, dragón marino.


Otros cuatrocientos cincuenta metros después me llegaba a la cintura. Pero cuatrocientos cincuenta metros más adelante había llegado a ser un río tan profundo que no podía cruzarlo salvo que nadara. Era demasiado profundo para cruzarlo a pie.


Y cualquiera que haya dejado hogar, hermanos, hermanas, padre, madre, esposa, hijos, tierras, por seguirme, recibirá cien veces lo que haya dejado, aparte de recibir la vida eterna.


Al ver a Jesús, le gritaron: ―¡Déjanos tranquilos, Hijo de Dios! ¡Todavía no es hora de que nos atormentes!


Las que fueron sembradas junto al camino son los que escuchan la palabra de Dios, pero inmediatamente Satanás quita la palabra que fue sembrada en ellos.


y gritó con fuerza: ―¿Qué tienes contra mí, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Te suplico por Dios que no me atormentes!


A este mundo ya le ha llegado su juicio, y el príncipe de este mundo va a ser expulsado.


Los convencerá en cuanto a juicio, porque el príncipe de este mundo ya ha sido juzgado.


Pronto el Dios de paz aplastará a Satanás bajo sus pies. Que la gracia de nuestro Señor Jesús esté con ustedes.


Por consiguiente, ya que los hijos de Dios son de carne y hueso, Jesús también compartió esa misma naturaleza de carne y hueso, para así anular, por medio de su muerte, al que tiene el dominio de la muerte, al diablo,


Tengan cuidado y estén siempre alertas, pues su enemigo, el diablo, anda como león rugiente buscando a quién devorar.


Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó al infierno y los dejó encadenados en prisiones de oscuridad hasta el día del juicio.


Y a los ángeles que abandonaron el lugar de autoridad que Dios les había dado, ahora Dios los mantiene encadenados en prisiones de oscuridad en espera del gran día del juicio.


Cuando el dragón vio que lo habían arrojado a la tierra, corrió en persecución de la mujer que dio a luz al niño.


La serpiente, que iba tras la mujer, arrojó por su hocico un caudal de agua que corrió como torrente hacia la mujer;


Furioso al darse cuenta de esto, el dragón se propuso atacar a los demás hijos de la mujer, que son los que guardan los mandamientos de Dios y dan testimonio de Jesús.


De pronto apareció en el cielo otra señal: un enorme dragón rojo con siete cabezas, diez cuernos y una corona en cada cabeza.


Con la cola arrastró tras sí una tercera parte de las estrellas y las arrojó sobre la tierra. Luego se detuvo frente a la mujer en el momento mismo en que iba a dar a luz, a fin de comerse al niño tan pronto como naciera.


¡Aquel gran dragón, que no es otro sino la serpiente antigua que se llama diablo o Satanás, y engaña a todo el mundo, fue arrojado a la tierra junto con la totalidad de su ejército!


Parecía un leopardo, pero tenía pies de oso y boca de león. El dragón le entregó a la bestia el poder, el trono y la gran autoridad que poseía.


Adoraron al dragón, que le había dado el poder a la bestia, y asimismo adoraron a la bestia. «¿Quién como la bestia?» —exclamaron—. «¿Quién podrá pelear contra ella?».


Entonces el diablo, el que los había vuelto a engañar, será arrojado al lago de fuego y azufre, en el que ya estaban la bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.


Al cabo de los mil años, Satanás saldrá de la prisión


Y eran súbditos del ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón y en griego, Apolión.


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