Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Apocalipsis 19:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

7 Alegrémonos, regocijémonos y démosle gloria, porque ha llegado la hora de la boda del Cordero; y a su novia, que ya está preparada,

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Alegrémonos y llenémonos de gozo y démosle honor a él, porque el tiempo ha llegado para la boda del Cordero, y su novia se ha preparado.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Alegrémonos, regocijémonos démosle honor y gloria, porque han llegado las bodas del Cordero. Su esposa se ha engalanado,

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

7 ¡Alegrémonos° y regocijémonos y démosle gloria!, porque las bodas del Cordero han llegado, y su Esposa se ha preparado,

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Alegrémonos y regocijémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.

Féach an chaibidil Cóip




Apocalipsis 19:7
29 Tagairtí Cros  

Los rectos verán estas cosas y se alegrarán, mientras los malvados serán acallados.


Que el pueblo en el monte Sion se regocije. Que la ciudad de Judá se alegre, porque tus juicios son justos.


Sálvame, para que pueda alabarte públicamente en presencia del pueblo en las puertas de Jerusalén, y pueda regocijarme porque me has rescatado.


Cuando los justos tienen el poder, el pueblo se alegra; pero cuando los malvados tienen el poder, el pueblo sufre.


Salgan a ver al rey Salomón, oh doncellas de Sion, vean la corona que su madre le puso el día de su boda, el día de su alegría.


¡Despierta, despierta, Jerusalén, y vístete de la fortaleza de Dios! Ponte tus hermosas vestiduras, Sion, ciudad Santa, porque nunca más entrarán por tus puertas los ejércitos extranjeros, esos que detestan a Dios.


Jerusalén, así como un joven se casa con su novia, así se casa contigo el que te reconstruyó. El Señor se regocija contigo, como el marido se alegra con su esposa.


¡Regocíjense con Jerusalén, alégrense con ella todos cuantos la aman, los que por ella han llorado!


Cuando vean a Jerusalén, su corazón se regocijará; tendrán vigorosa salud. Todo el mundo verá la buena mano de Dios sobre su pueblo y su ira sobre sus enemigos.


¡Regocíjate grandemente, pueblo mío! ¡Grita de alegría, Jerusalén! ¡Tu rey viene montado sobre un burrito! ¡Es un rey justo y humilde, y viene a salvarte!


Mientras pensaba en esto se quedó dormido y un ángel se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas casarte con María, porque el hijo que lleva en las entrañas lo concibió ella del Espíritu Santo.


«El reino de los cielos puede ilustrarse con el cuento de un rey que preparó un gran banquete en celebración de la boda de su hijo.


como los sirvientes que esperan a que su señor regrese de un banquete de bodas, para abrirle la puerta en el momento en que él llegue y toque.


El que tiene a la novia es el novio. Pero el amigo del novio, que está a su lado y escucha la voz del novio, se llena de alegría al oír su voz. Así estoy yo, lleno de alegría.


Siento celo por ustedes, celo que Dios ha puesto en mí; anhelo que amen sólo a Cristo, como doncella pura que reserva su cariño para el hombre que la tomará por esposa.


Porque el esposo es cabeza de la esposa, de la misma manera que Cristo es cabeza y salvador de ese cuerpo suyo que es la iglesia.


Sé que esto es como un misterio difícil de entender; pero ilustra la manera en que Cristo se relaciona con la iglesia.


»Alaben a su pueblo, naciones gentiles, porque él vengará a los suyos; tomará venganza contra sus enemigos y purificará su tierra y su pueblo».


Porque los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que por medio del Espíritu adoramos a Dios y nos llenamos de orgullo de pertenecer a Cristo Jesús. Nosotros no ponemos nuestra confianza en esfuerzos humanos.


En aquel preciso instante, un terrible terremoto sacudirá la tierra y una décima parte de la ciudad se derrumbará dejando un saldo de siete mil muertos. Los sobrevivientes, llenos de espanto, glorificarán al Dios del cielo.


Y el ángel me pidió que escribiera lo siguiente: «Dichosos los que están invitados a la fiesta de bodas del Cordero». Y me dijo: «Este es un mensaje verdadero de Dios».


Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de donde estaba Dios. Tenía la apariencia gloriosa y bella de una novia.


Entonces uno de los siete ángeles que habían derramado las copas que contenían las siete últimas plagas, vino y me dijo: «Ven y te presentaré a la novia, la esposa del Cordero».


Esta fue la oración de Ana: «¡Cuánto me ha bendecido! Ahora tengo respuesta para mis enemigos, porque el Señor ha resuelto mi problema. ¡Cuánto se goza mi corazón!


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí