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Apocalipsis 13:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

6 durante los cuales blasfemó contra el nombre de Dios, de su morada y de los que habitan en el cielo.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Y abrió la boca con terribles blasfemias contra Dios, maldiciendo su nombre y su habitación, es decir, a los que habitan en el cielo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Abrió, pues, su boca para insultar a Dios, insultar su Nombre y su santuario, es decir, a los que habitan en el cielo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Y abrió su boca en blasfemias contra Dios,° para blasfemar su nombre y su tabernáculo, a los que moran° en el cielo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Abrió su boca para blasfemar contra Dios y maldijo su nombre, el de su morada y el de los que moran en el cielo.

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Apocalipsis 13:6
26 Tagairtí Cros  

Al fin habló Job, y maldijo el día de su nacimiento.


Se jactan contra el cielo mismo, y sus palabras recorren orgullosas la tierra.


»”El rey del norte hará lo que se le antoje. Estará tan orgulloso de sí mismo, que se creerá superior a todos los dioses, y dirá cosas horribles contra el Dios de dioses. Y tendrá éxito hasta que la cólera de Dios lo alcance, porque lo que debe pasar pasará.


Él desafiará al Dios Altísimo, e irá acabando con sus santos, y tratará de cambiar todas las leyes y las fiestas religiosas del pueblo de Dios. El pueblo de Dios estará bajo su poder por tres años y medio.


Mientras estaba mirando los cuernos, de repente otro cuerno pequeño apareció entre los demás, y tres de los primeros cuernos fueron arrancados, con sus raíces, para darle lugar al pequeño. Este cuerno pequeño tenía ojos de hombre y una boca que hablaba con arrogancia.


¡Crías de víboras! ¿Cómo van a hablar de lo bueno si son malos? ¡La boca expresa lo que hay en el corazón!


Del corazón salen los malos pensamientos, los asesinatos, los adulterios, las fornicaciones, los robos, las mentiras y los chismes.


Y la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que le pertenece al Hijo único del Padre, en el que abundan el amor y la verdad.


«Sus conversaciones están llenas de suciedad, como el hedor de una tumba abierta; sus lenguas están cargadas de engaños».


Porque Dios quiso que en el Hijo habitara toda su plenitud.


En Cristo habita toda la plenitud de Dios encarnada en un cuerpo humano,


El santuario se construyó de tal forma que en su primera parte, llamada Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes sagrados.


Por eso, Cristo no entró en un santuario hecho por seres humanos, que era una simple copia del verdadero santuario. Entró más bien, en el cielo mismo, para presentarse ante Dios a favor nuestro.


Entonces, una potente voz del cielo llamará a los dos profetas, y ellos ascenderán al cielo en una nube, ante los ojos de sus enemigos.


¡Regocíjense, oh cielos! ¡Regocíjense, habitantes de los cielos! ¡Pero pobres de ustedes, habitantes de la tierra y del mar, porque el diablo ha bajado rabiando de furia por el poco tiempo que le queda!».


Entonces miré y vi que el templo, el tabernáculo del testimonio, que está en el cielo, quedó abierto de par en par.


Pero tú, cielo, regocíjate por lo que ha sucedido. Y regocíjense también los santos, los profetas y los apóstoles, porque al castigar a la gran ciudad, Dios les está haciendo justicia a ustedes».


Oí entonces que una potente voz gritaba desde el trono: «La casa de Dios está ahora entre los seres humanos, y él vivirá con ellos. Ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos, y será su Dios.


Al levantar la vista, contemplé en el cielo una puerta abierta; y la voz que había escuchado antes, estridente como toque de trompeta, me dijo: «Sube acá y te mostraré lo que va a ocurrir después de esto».


y veinticuatro tronos ocupados por veinticuatro ancianos vestidos de blanco y con coronas de oro.


Y todas las criaturas del cielo, de la tierra, de debajo de la tierra y del mar, exclamaron: «¡Que la alabanza, la honra, la gloria y el poder sean por siempre para el que está sentado en el trono y para el Cordero!».


Por eso están delante del trono de Dios y sirven día y noche en su templo. El que está sentado en el trono los protege;


Luego vi frente al trono y delante del Cordero a una gran multitud de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, todos vestidos de blanco y con ramas de palma en las manos. Era tan inmensa la multitud que nadie podía contarla.


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