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Apocalipsis 11:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

1 Se me entregó una vara de medir y se me pidió que fuera a medir el templo de Dios y el altar. Se me pidió también que contara cuántos adoradores había.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Luego me fue dada una vara para medir y me fue dicho: «Ve y mide el templo de Dios y el altar, y cuenta el número de adoradores;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Después me entregaron una vara de medir, diciéndome: 'Vete, mide el Templo de Dios y el altar, y haz el censo de los que vienen a adorar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y me fue dada una caña semejante a una vara,° diciendo: Levántate y mide el santuario de Dios,° el altar, y a los que adoran en él;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Me dieron luego una caña semejante a una vara de medir y me dijeron: 'Levántate y mide el santuario de Dios y el altar y a los que en él adoran.

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Apocalipsis 11:1
15 Tagairtí Cros  

Tomaré la cuerda y la plomada de justicia para examinar la rectitud y resistencia de los cimientos que han construido. Su apariencia es excelente, pero es tan débil que una granizada los derribaría. Vendrá el enemigo como corriente de agua y lo arrasará, y ustedes se ahogarán.


Luego todas las naciones debajo del cielo, con todo su poder, serán entregadas al pueblo del Dios Altísimo. Ellos reinarán para siempre, y todos los gobernantes de la tierra le servirán y obedecerán”.


Y ¿qué unión puede existir entre el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios viviente. Como el Señor dijo: «Viviré con ellos y caminaré entre ellos, y seré su Dios y ellos serán mi pueblo».


también ustedes son piedras vivas con las que se está edificando una casa espiritual. Así llegan a ser un sacerdocio santo, para que le ofrezcan a Dios sacrificios espirituales por medio de Jesucristo. Estos sacrificios a él le agradan.


Pero ustedes son una familia escogida, son sacerdotes reales y son una nación santa. Son un pueblo que Dios compró para que anuncien sus obras extraordinarias; él fue quien los llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.


Entonces el ángel me ordenó: «Todavía tienes que profetizar de nuevo sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes».


El ángel traía en la mano una vara de oro para medir la ciudad, sus puertas y sus murallas.


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