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Amós 9:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

8 »Mis ojos están observando a Israel, esa nación tan inclinada a la maldad; por lo que veo, exterminaré a sus habitantes, los descendientes de Jacob; aunque dejaré a algunos de ellos con vida. Lo ha dicho el Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

8 He aquí los ojos de Jehová el Señor están contra el reino pecador, y yo lo asolaré de la faz de la tierra; mas no destruiré del todo la casa de Jacob, dice Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 »Yo, el Señor Soberano, estoy vigilando a esta nación pecaminosa de Israel y la destruiré de la faz de la tierra. Sin embargo, nunca destruiré por completo a la familia de Israel —dice el Señor—.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Pues bien me estoy fijando en ese reino pecador de Israel, decidido a exterminarlo de la tierra. Sin embargo, no exterminaré totalmente la casa de Jacob, dice Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 He aquí, los ojos de Adonay YHVH están sobre el reino pecador, Y lo destruiré de sobre la faz de la tierra, Pero no destruiré del todo la casa de Jacob, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Mirad que los ojos del Señor Yahveh están puestos en el reino pecador: lo exterminaré de la superficie de la tierra. Pero no exterminaré por completo a la casa de Jacob -oráculo de Yahveh-.

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Amós 9:8
27 Tagairtí Cros  

Entonces Dios dijo: «Voy a borrar de la tierra todo lo que he creado, hombres, animales, reptiles y aves. ¡Lamento haberlos creado!».


Porque dentro de siete días haré que comience una lluvia que durará cuarenta días con sus noches, y todo lo que vive en la tierra morirá».


Este era un gran pecado, y dio como resultado la destrucción del reinado de Jeroboán, y la muerte de toda su familia.


Los ojos del Señor miran por todas partes, y vigilan a los buenos y a los malos.


Recuerda que el Señor mira todo lo que hacemos, no pierde de vista ninguno de nuestros actos.


porque yo estoy con ustedes y los libraré de cualquier peligro, dice el Señor. Aunque destruya totalmente a las naciones en donde los he esparcido, no los exterminaré a ustedes; los castigaré, es cierto, no se librarán del castigo, para que les sirva de corrección.


Porque sobre ustedes pondré mi atención, ¡pero no para bien! ¡Yo me encargaré de que les sobrevengan males, y serán destruidos por la guerra y el hambre hasta que todos perezcan!


¡No temas, oh Jacob, siervo mío, dice el Señor, porque yo estoy contigo! Yo destruiré a todas las naciones a las cuales te he enviado cautivo, pero a ti no te destruiré. Yo te castigaré, pero únicamente lo que baste para corregirte.


Ataquen la ciudad y causen mucho daño, pero no la destruyan del todo. Desciende a los viñedos y destrúyelos, pero deja con vida unos cuantos esparcidos. Arranca los sarmientos de cada vid, pues no son del Señor.


Y el Señor le dijo a Oseas: «Llámalo Jezrel, pues en el valle de Jezrel estoy por castigar a la dinastía del rey Jehú. Porque pronto le haré pagar por los asesinatos que cometió en el valle de Jezrel. Así pondré fin al tiempo de Israel como reino independiente, pues acabaré con el poder que tiene como nación».


Pronto Gómer concibió otra vez, y tuvo una hija. Y el Señor le dijo a Oseas: «Llámala Lorrujama (No más compasión), pues no tendré más compasión con Israel para perdonarlo de nuevo.


Pero todo aquel que invoque mi nombre se salvará. Pues yo, el Señor, he prometido que en el monte Sion, esto es, en Jerusalén, habrá salvación. ¡Allí habitarán los que yo, el Señor, deje con vida!


El Señor dice: «Tal como lucha un pastor con un león para no dejar que se le lleve una oveja, pero sólo logra arrebatarle dos patas o un pedazo de oreja, así los israelitas que viven en Samaria sólo podrán rescatar la mitad de una silla o un tapete de Damasco.


Por eso, el Señor te dice: “Escucha lo que se te viene encima: Tu esposa se convertirá en una prostituta en esta ciudad, tus hijos e hijas serán muertos en una batalla y tu tierra será repartida entre tus enemigos. Tú mismo morirás en una tierra pagana, y el pueblo de Israel será llevado como esclavo a un país extraño, muy lejos de aquí”.


En cambio, sí morirán en batalla todos estos malvados que dicen: “Dios no nos tocará; ninguna desgracia tendremos que sufrir nosotros”.


Aunque sus enemigos se los lleven como esclavos a un país muy lejano, hasta allá haré que mueran atravesados por la espada. Yo me aseguraré de que reciban mal y no bien».


Porque el Señor su Dios es misericordioso; él no los abandonará ni los destruirá ni olvidará el pacto y las promesas hechas a sus antepasados.


porque el Señor tu Dios, que permanece contigo, es un Dios celoso, y su ira puede encenderse en contra tuya y borrarte de la faz de la tierra.


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