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Amós 8:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

10 Y yo transformaré sus fiestas alegres en velorios tristes, y sus cantos de gozo en gritos de desesperación. Haré que ese día se pongan ropa de luto y se rapen la cabeza en señal de dolor y vergüenza. Ese día habrá tanto llanto y amargura como cuando se muere un hijo único.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Y cambiaré vuestras fiestas en lloro, y todos vuestros cantares en lamentaciones; y haré poner cilicio sobre todo lomo, y que se rape toda cabeza; y la volveré como en llanto de unigénito, y su postrimería como día amargo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Convertiré sus celebraciones en lamentos y su cantar en llanto. Se vestirán de luto y se raparán la cabeza en señal de dolor, como si su único hijo hubiera muerto. ¡Qué tan amargo será ese día!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Cambiaré sus fiestas en velorio y sus cantos en lamentos. Haré que todo el mundo se vista de saco y que todos se rapen la cabeza. Ese día habrá tanto pesar como en los funerales de un hijo único; y el porvenir no será menos amargo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Convertiré vuestras solemnidades en duelo, Y todos vuestros cánticos en lamentos; Haré vestir cilicio sobre todo lomo, Y que toda cabeza se rape,° Les daré un duelo como por el unigénito, Al término de un amargo día.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Cambiaré en llanto vuestras fiestas, y todos vuestros cantos en lamento; pondré un saco en todas las cinturas, y en todas las cabezas tonsura; haré que haya duelo como por el hijo único, y su fin será como día de amargura.

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Amós 8:10
30 Tagairtí Cros  

Luego ella fue a sentarse a cierta distancia de allí, pues se decía a sí misma: «No quiero verlo morir». Cuando ella se sentó, el niño se puso a llorar a gritos.


Cuando esté a punto de llenarse el estómago, Dios derramará su ira sobre él,


Que las tinieblas se adueñen de él; que una nube negra lo cubra con su sombra.


La voz de gozo y alegría se ha vuelto lamentación.


En vez de exhalar dulce perfume, tendrán pestilencia; en vez de cinturón usarán cuerdas; el bien cuidado cabello se les caerá; vestirán saco en lugar de vestidos. Toda su belleza se esfumará; les quedará únicamente vergüenza y deshonor.


Su propia maldad será su castigo. Verán lo malo y amargo que es rebelarse contra el Señor su Dios, abandonándolo sin temor, dice el Señor, el Señor de los ejércitos.


Angustiados, los hombres se rasuran la cabeza y la barba, se hieren el cuerpo y visten saco penitencial.


¡Ay Jerusalén, orgullo de mi pueblo, vístete de luto y siéntate sobre cenizas a llorar amargamente como por la muerte de un hijo único, porque en seguida caerán sobre ti los ejércitos destructores!


La alegría se ha ido de nosotros, nuestro baile se ha convertido en tristeza.


Estarán vestidos de saco en señal de penitencia, y el horror y la vergüenza estarán marcados en sus rostros; traerán rapada la cabeza en señal de dolor y remordimiento.


Dile a Israel: «En cualquier dirección que mires, este, oeste, norte o sur, tu tierra está acabada.


»Pondré fin a todos sus goces, sus fiestas, peregrinaciones y todas sus demás festividades.


»La voy a castigar por todo el perfume agradable que ella ofreció a Baal, su ídolo, y por todas las veces que ella se puso sus aretes y joyas, y me abandonó a mí, por irse tras sus amantes. Lo digo yo, el Señor.


Llora, como llora desconsolada una joven novia porque han matado a su prometido.


»Si un hombre pierde el cabello, aunque quede calvo, no es leproso.


El Señor dice: «Yo odio las fiestas religiosas con que ustedes pretenden honrarme; para nada me agradan sus homenajes llenos de tanta pompa.


¡Fuera con sus cantos de homenaje, pues son un mero ruido a mis oídos! Yo no escucharé su música, no importa cuán hermosa sea.


El día que lo castigue, en el templo se entonarán cantos fúnebres en vez de alabanzas alegres. Serán tantos los muertos que habrá cadáveres por todas partes, y serán sacados fuera de la ciudad en silencio, con mucha pesadumbre. Lo ha dicho Dios el Señor.


El Señor arroja a sus enemigos en el fuego como si fueran espinos; entonces ellos arden como si fueran paja.


Entonces llenaré las vidas de los habitantes de Jerusalén de espíritu de gracia y oración, y ellos pondrán su atención en mí, a quien traspasaron, y se lamentarán de su antiguo error como se llora la muerte de un primogénito, habrá luto como si se les hubiera muerto el hijo mayor.


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