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2 Samuel 5:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

7 Pero David los derrotó y capturó la ciudadela de Sion, que luego se llamó la Ciudad de David.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Pero David tomó la fortaleza de Sion, la cual es la ciudad de David.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Pero David tomó la fortaleza de Sion, la que ahora se llama Ciudad de David.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Pero David se apoderó de la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Pero David capturó la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Pero David se apoderó de la fortaleza de Sión, es decir, de la Ciudad de David.

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2 Samuel 5:7
27 Tagairtí Cros  

Cuando el mensaje insultante de los jebuseos llegó a oídos de David, les dijo a sus soldados: «¡Vayan y ataquen a esos jebuseos! ¡Suban por el canal del agua y podrán matar a esos ciegos y cojos que tanto aborrezco!». Este es el origen del dicho: «Ni los ciegos ni los cojos pueden entrar al templo».


David estableció su sede en la fortaleza de Sion, a la cual llamó Ciudad de David. Además, le construyó alrededor una muralla, desde Milo hasta el palacio.


Así que decidió no llevar el cofre hasta la Ciudad de David, sino que la dejó en la casa de Obed Edom, que era de Gat.


Cuando David supo esto, llevó el cofre a la Ciudad de David, en medio de una gran algarabía.


Cuando la procesión entró en la Ciudad de David, Mical, hija de Saúl, se asomó a la ventana; y al ver al rey David saltando y danzando delante del Señor, se enojó mucho con él y lo despreció.


David murió, y fue sepultado en Jerusalén.


Salomón emparentó con el faraón, rey de Egipto, tomando por mujer a su hija. Y la llevó a Jerusalén para que viviera en la ciudad de David hasta que él pudiera terminar la edificación de su palacio, del templo del Señor y del muro alrededor de la ciudad.


Luego Salomón convocó en Jerusalén a todos los ancianos de Israel, los jefes de las tribus y clanes para que presenciaran el acto del traslado del cofre del pacto del Señor desde el santuario en Sion, la ciudad de David.


El rey Salomón trajo a la hija del faraón de la Ciudad de David, sector viejo de Jerusalén, a las nuevas habitaciones que había edificado para él. Luego edificó el terraplén.


David se trasladó a vivir a la fortaleza, y por este motivo aquel sector de Jerusalén es conocido como «Ciudad de David».


Lo sepultaron en la ciudad de David, entre los reyes, porque había servido fielmente a Israel, a Dios y a su templo.


Salomón procedió a reunir en Jerusalén a todos los dirigentes de Israel, jefes de tribus y clanes, para la ceremonia del traslado del cofre desde el santuario que está en la ciudad de David, conocida también como Sion.


Salún hijo de Coljozé, gobernador del distrito de Mizpa, reparó la puerta de la Fuente. La techó, la enmaderó, colocó la puerta en su lugar e instaló los cerrojos y las barras. Luego reconstruyó la muralla desde el estanque de Siloé, que está junto al jardín del rey, hasta las gradas que descienden a la Ciudad de David.


Porque el Señor ha escogido a Sion; él decidió que ahí será su hogar:


El Señor declara: «Este es el rey que he elegido. Lo he puesto en el trono de Jerusalén, mi santo monte».


Vayan, examinen la ciudad. Denle la vuelta y cuenten sus muchas torres.


Dios mismo es el defensor de Jerusalén.


Mira con agrado a Sion y ayúdala; levanta los muros de Jerusalén.


El Señor ama los portones de Sion más que a todas las casas de Jacob.


Canten salmos al Señor, el rey de Sion, cuéntenle al mundo sus hechos inolvidables.


Cante jubiloso su canto de reconocimiento todo el pueblo de Jerusalén. Porque grande y poderoso es el Santo de Israel, que mora entre ustedes.


El Señor vendrá a redimir a los moradores de Jerusalén y a todos los israelitas que se arrepientan de su pecado. ¡Él así lo ha afirmado!


Yo pelearé contra esta ciudad de Jerusalén, que se ufana diciendo: «Estamos a salvo, aquí nadie puede tocarnos».


Pueblos numerosos llegarán y dirán: «Vengan, subamos al monte del Señor, entremos al templo del Dios de Israel para que él nos diga qué debemos hacer. Y nosotros seguiremos sus enseñanzas». Porque de Sion, esto es, de Jerusalén, saldrá la instrucción del Señor, la sabiduría y la justicia para vivir en paz.


Así está escrito: «He puesto en Sion una piedra y muchos tropezarán con ella. Mas los que crean en ella jamás se arrepentirán de haberlo hecho».


Ustedes, por el contrario, se han acercado al monte Sion, a la Jerusalén celestial, la ciudad del Dios viviente. Se han acercado a la reunión de millares de ángeles,


Vi entonces un Cordero de pie sobre el monte Sion, acompañado de ciento cuarenta y cuatro mil personas que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.


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