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2 Samuel 3:39 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

39 A pesar de que he sido nombrado como rey, nada pude hacer para evitar que los hijos de Sarvia asesinaran a Abner. ¡Que el Señor le dé su castigo a quien cometió tal maldad!».

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

39 Y yo soy débil hoy, aunque ungido rey; y estos hombres, los hijos de Sarvia, son muy duros para mí; Jehová dé el pago al que mal hace, conforme a su maldad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

39 Y aunque soy el rey ungido, estos dos hijos de Sarvia —Joab y Abisai— son demasiado fuertes para que yo los controle. Por eso, que el Señor les dé a estos hombres malignos su paga por sus malas acciones».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

39 Yo, por ahora, a pesar de que he recibido la consagración real, puedo hacer bien poca cosa; esos hombres, los hijos de Seruya, son más duros que yo. ¡Que Yavé haga pagar el mal al que lo hizo!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

39 Y yo, aunque ungido como rey, he sido benévolo, mientras que esa gente, los hijos de Sarvia, han sido más duros que yo. ¡Que YHVH pague al malvado conforme a su maldad!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

39 Yo soy al presente todavía débil, a pesar de haber sido ungido rey, y estos hombres, los hijos de Servia, son más duros que yo. ¡Pague Yahveh al malhechor conforme a su malicia!'.

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2 Samuel 3:39
30 Tagairtí Cros  

―No —dijo el rey—. Si el Señor le ha permitido que me maldiga, ¿quién soy yo para oponerme?


Y les ordenó que le dijeran a Amasá: «Por cuanto eres mi sobrino, que Dios me quite la vida si no te nombro jefe de mi ejército, en lugar de Joab».


―No hables de esa manera —exclamó David—. Este no es día para castigar, sino día de celebración. Una vez más soy el rey de Israel.


Y David dijo a su pueblo: «¿Se dan cuenta de que hoy ha caído un hombre muy importante de Israel?


Entonces el Señor lo tendrá a él por responsable personal del asesinato de dos hombres que eran mejores que él. Porque mi padre no tuvo parte en la muerte del general Abner, jefe del ejército de Israel, ni en la del general Amasá, jefe del ejército de Judá.


Sin embargo, tú no tienes por qué seguirlo perdonando; eres inteligente y sabrás que no lo puedes dejar con vida. Aunque ya es un viejo, procura que su muerte sea violenta».


«Mi hijo Salomón es joven e inexperto —pensó David—, y el templo del Señor debe ser una estructura maravillosa, famosa y gloriosa a través del mundo; por consiguiente, me propongo comenzar inmediatamente los preparativos». En esta forma, David, antes de morir, dejó listos todos los materiales para la construcción.


Entonces el rey David se volvió hacia la asamblea en pleno y dijo: «Mi hijo Salomón, a quien Dios ha escogido para que sea el próximo rey de Israel, es todavía joven y sin experiencia, mientras que el trabajo que deberá afrontar es enorme, ya que el templo que va a construir no es precisamente una construcción más: ¡Es el templo destinado para el Señor!


Pero se le unió una cuadrilla de bandidos, y se rebelaron contra Roboán hijo de Salomón, por cuanto era joven y cobarde, y no pudo oponerles resistencia.


Diariamente me dedicaré a descubrir a los delincuentes y a librar de sus garras a la ciudad de Dios.


Dales el castigo que tan merecido tienen. Que el castigo corresponda a su maldad. Castiga todas sus perversidades. Dales una probada de lo que ellos le han hecho a otros.


que el amor, Señor, es tuyo. Ciertamente tú pagarás a cada uno según lo que se merezcan sus obras.


Que la violencia que pensó para el prójimo, se vuelva contra él.


Aniquilaré la altivez de todos los impíos, y exaltaré el poder de los justos.


»Cualquiera que mate a otro hombre, deberá morir.


Cuando el rey se sienta en su trono a juzgar, con una sola mirada echa fuera toda maldad.


quita a los malvados del servicio al rey y su reino se afirmará en la justicia.


Pero al malvado díganle: «Tu condenación es segura. También tú recibirás la paga que mereces. Ya viene el castigo que te has ganado».


Dile que no se angustie más, dice el Señor. Dile que no tiene por qué asustarse de la furia de esos dos fracasados, Rezín y Pecaj.


Y el rey Sedequías estuvo de acuerdo. ―Está bien —dijo—, hagan como les parezca más conveniente; no puedo impedírselos.


Al fin, el rey se vio obligado a dar la orden para arrestar a Daniel, y este fue llevado al foso de los leones. El rey le dijo entonces: ―Que tu Dios, a quien siempre le eres fiel, te salve.


»Pero si no cumplen lo que han prometido, pecarán contra el Señor, y pagarán las consecuencias.


Dios ha puesto al servicio de él a las autoridades para tu beneficio. Pero si estás haciendo algo malo, claro que tienes que temerlas, porque para eso tienen armas para castigarte. Para eso las ha puesto Dios, para actuar con justicia y castigar a los malhechores.


Alejandro el herrero me ha hecho mucho daño. Que el Señor lo castigue.


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