―¿Qué salario quieres que te pague? —volvió a preguntarle Labán. Jacob respondió: ―Si aceptas lo que te voy a decir, volveré a trabajar para ti. Déjame revisar tu ganado y apartar todos los corderos manchados, rayados y negros, lo mismo que todas las cabras manchadas y rayadas. Dame eso como salario.