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2 Samuel 21:15 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

15 En una ocasión en que los filisteos volvieron a hacerle la guerra a Israel, David y sus hombres salieron a pelear contra ellos. Debido a lo duro de la batalla, David se sintió muy cansado.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

15 Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos; y David se cansó.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Una vez más los filisteos estaban en guerra con Israel. Y cuando David y sus hombres estaban en lo más reñido de la pelea, a David se le acabaron las fuerzas y quedó exhausto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Se reinició la guerra entre los filisteos e Israel. David bajó con su guardia para pelear con los filisteos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 De nuevo hubo guerra de los filisteos contra Israel. Y bajó David con sus siervos, y mientras luchaban contra los filisteos, David se cansó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Todavía hubo guerra de los filisteos contra Israel, por lo que bajó David con sus servidores para pelear contra los filisteos, pero se sintió cansado.

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2 Samuel 21:15
14 Tagairtí Cros  

Entonces, un gigante llamado Isbibenob intentó matarlo. Este hombre llevaba una espada nueva y una lanza de bronce, cuya sola punta pesaba más de tres kilos.


Cuando los filisteos se enteraron de que David había sido coronado rey de Israel, trataron de capturarlo; pero David lo supo y se refugió en la ciudadela.


Pero los filisteos regresaron, y nuevamente se esparcieron por el valle de Refayin.


David hizo lo que el Señor le había indicado, y destruyó a los filisteos desde Gabaón hasta Guézer.


Después de esto, David derrotó a los filisteos, les quitó Méteg Amá y los sometió bajo su dominio.


La siguiente guerra fue contra los filisteos, en Guézer. Fue allí donde Sibecay el jusatita mató a Sipay, que era uno de los descendientes de los gigantes. Esto hizo que los filisteos se rindieran.


Y ahora que estoy viejo y canoso, no me abandones, oh Dios. Déjame contarle a esta nueva generación, y a los que vienen después de mí, de todos tus poderosos milagros.


Y ahora, en mi vejez, no me eches a un lado. No me abandones ahora que las fuerzas me faltan.


La salud me puede fallar, mi espíritu puede debilitarse, ¡pero Dios permanece! ¡Él es la fuerza de mi corazón; él es mío para siempre!


Un día temblarán los guardianes de la casa y se encorvarán los hombres de batalla y se detendrán las moledoras por ser tan pocas.


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