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2 Samuel 18:28 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

28 Ajimaz se acercó, saludó al rey, y se inclinó con su rostro a tierra, y dijo: ―¡Bendito sea el Señor tu Dios que ha destruido a los rebeldes que se atrevieron a levantarse en su contra!

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Biblia Reina Valera 1960

28 Entonces Ahimaas dijo en alta voz al rey: Paz. Y se inclinó a tierra delante del rey, y dijo: Bendito sea Jehová Dios tuyo, que ha entregado a los hombres que habían levantado sus manos contra mi señor el rey.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

28 Ahimaas le gritó al rey: —¡Todo está bien! Se inclinó delante del rey rostro en tierra y dijo: —Alabado sea el Señor su Dios, quien ha entregado a los rebeldes que se atrevieron a hacerle frente a mi señor el rey.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

28 Cuando Ajimaas estuvo muy cerca, gritó: ¡Salud!' Luego se postró con el rostro en tierra ante el rey. '¡Bendito sea Yavé tu Dios, dijo, porque destruyó a los hombres que se habían rebelado contra el rey mi señor!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

28 Entonces Ahimaas gritó y dijo al rey: ¡Paz!, y se postró delante del rey con su rostro en tierra diciendo: ¡Bendito sea YHVH tu Dios, que ha entregado a los hombres que alzaron su mano contra mi señor el rey!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

28 Gritó entonces Ajimás al rey: '¡Paz!'. Y se postró ante el rey, rostro en tierra. Luego continuó: '¡Bendito sea Yahveh, tu Dios, que ha entregado a los hombres que alzaron su mano contra el rey, mi señor!'.

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2 Samuel 18:28
16 Tagairtí Cros  

¡Alabado sea el Dios Altísimo que te permitió derrotar a tus enemigos!». Entonces Abram le entregó a Melquisedec la décima parte de todos los bienes que había recuperado.


con la siguiente oración: «¡Alabado sea el Señor, Dios de mi amo Abraham, pues siempre ha sido tan bueno y leal con él! ¡Gracias por haberme guiado directamente a los familiares de mi amo!».


Al tercer día llegó un hombre del campamento de Saúl con su ropa desgarrada y con polvo en su cabeza, en señal de dolor. Cuando estuvo delante de David, se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, como muestra de respeto.


Cuando la mujer llegó ante el rey, se arrojó con el rostro al suelo frente a él y clamó: ―¡Mi señor, por favor, ayúdeme!


Con el que es sincero, tú eres sincero, pero con el que es tramposo tú eres inflexible.


El cuarto día se reunieron en el valle de la Bendición, como se llama actualmente, y allí alabaron al Señor.


La gloria, Señor, no es para nosotros, sino para ti; por causa de tu gran amor y tu fidelidad.


Bendito sea el Señor, que no dejó que nos despedazaran con sus dientes.


No me entregaste a mi enemigo sino que me pusiste en un lugar seguro.


Y exclamó: «¡Bendito sea el Señor, porque te ha salvado de los egipcios y del faraón, y ha rescatado a Israel!


Hoy el Señor te vencerá y yo te mataré y te cortaré la cabeza, y daré tu cadáver y el de tus compañeros a las aves de rapiña y a los animales salvajes. Así todo el mundo sabrá que hay Dios en Israel,


Sí, tú has sido muy misericordioso conmigo en este día, porque cuando el Señor me entregó en tus manos, no me mataste.


Cuando Abigaíl vio a David, se desmontó e hizo una reverencia delante de él.


―Dios ha vuelto a poner a tu enemigo en tus manos —susurró Abisay—. Déjame que lo atraviese con su lanza. Lo clavaré en tierra con ella y no necesitaré darle un segundo golpe.


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