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2 Samuel 18:24 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

24 David estaba sentado a la puerta de la ciudad. Cuando el centinela subió a su puesto de vigilancia sobre el muro, vio que un hombre solo corría hacia ellos.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

24 Y David estaba sentado entre las dos puertas; y el atalaya había ido al terrado sobre la puerta en el muro, y alzando sus ojos, miró, y vio a uno que corría solo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Mientras David estaba sentado entre las puertas internas y externas de la ciudad, el centinela subió al techo de la entrada de la muralla. Cuando se asomó, vio a un solo hombre que corría hacia ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 David estaba sentado entre las dos puertas y el centinela hacía la ronda por el techo de la puerta encima de las murallas. Levantó la vista y divisó a un hombre que corría solo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Y David estaba sentado entre las dos puertas;° y el atalaya había subido al terrado de la puerta en el muro, y alzando sus ojos miró, y he aquí, un hombre que corría solo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 David estaba sentado entre las dos puertas. El centinela, que había subido a la terraza de la puerta, sobre la muralla, al levantar los ojos, divisó a un hombre que corría solo.

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2 Samuel 18:24
10 Tagairtí Cros  

El centinela de la ciudad vio que una gran multitud venía bajando del cerro, y fue a decirle al rey: «Mucha gente viene bajando del cerro, por el camino de Joronayin». (Mientras tanto, Absalón se había lanzado a la fuga).


―No importa; de todos modos, quiero ir —insistió Ajimaz. Y Joab finalmente dijo: ―Bien, anda también. Entonces Ajimaz tomó por un atajo a través de la llanura y llegó allí antes que el soldado de Cus.


Entonces le avisó al rey David, y el rey respondió: ―Si viene solo, debe traer buenas noticias. Pero mientras este hombre se acercaba,


―Bien, hagan lo que les parezca mejor —respondió finalmente el rey, y se quedó en la puerta de la ciudad viendo pasar sus tropas.


Al oír esto, el rey salió y se sentó junto a la entrada de la ciudad. Cuando el pueblo lo supo, fue y se presentó delante de él. Por su parte, los israelitas que habían acompañado a Absalón regresaron a sus casas.


Elí esperaba a la orilla del camino para tener noticias de la batalla, porque su corazón temblaba pensando en la seguridad del cofre de Dios. Cuando llegó el mensajero del frente de batalla y contó lo ocurrido, se oyó un gran clamor en toda la ciudad.


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