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2 Samuel 15:30 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

30 David subió llorando por el camino que lleva al monte de los Olivos. Llevaba la cabeza cubierta e iba descalzo, en señal de duelo. Y la gente que lo acompañaba también llevaba la cabeza cubierta, y lloraban mientras subían por el monte.

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Biblia Reina Valera 1960

30 Y David subió la cuesta de los Olivos; y la subió llorando, llevando la cabeza cubierta y los pies descalzos. También todo el pueblo que tenía consigo cubrió cada uno su cabeza, e iban llorando mientras subían.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 Entonces David subió el camino que lleva al monte de los Olivos, llorando mientras caminaba. Llevaba la cabeza cubierta y los pies descalzos en señal de duelo. Las personas que iban con él también se cubrieron la cabeza y lloraban mientras subían el monte.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Mientras David subía el cerro de los Olivos, iba llorando, con un velo en la cabeza y caminando descalzo. Todos los que estaban con él llevaban también la cabeza cubierta y subían llorando.

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 Y David subió la cuesta de los Olivos;° y la subió llorando, y tenía la cabeza cubierta e iba descalzo. Y todo el pueblo que estaba con él había cubierto cada uno su cabeza y lloraban mientras subían.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 Subía David llorando la cuesta de los Olivos, cubierta la cabeza y descalzo; y toda la gente que le acompañaba subía también descalza, cubierta la cabeza y sollozando.

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2 Samuel 15:30
21 Tagairtí Cros  

Sadoc y Abiatar, pues, regresaron con el cofre de Dios a Jerusalén, y se quedaron allí.


El rey, con el rostro entre las manos, lloraba: «¡Hijo mío Absalón, hijo mío Absalón, hijo mío!».


Entonces Joab fue a la habitación del rey y le dijo: «Avergüenza a todos sus siervos que han salvado su vida y la de sus hijos e hijas, y la de sus esposas y concubinas; como si hubiéramos cometido un delito.


Después de esto, Mardoqueo regresó a su trabajo, pero Amán se retiró a su casa. Se sentía humillado.


Día y noche mi pan son mis lágrimas, y mientras tanto mis enemigos se mofan de mí. «¿Dónde está ese Dios tuyo?» dicen burlones.


¿Por qué voy a desanimarme y a estar triste? ¡Confía en Dios! Nuevamente lo alabaré. ¡Él es mi Dios y mi Salvador!


Puedes suspirar, pero en forma silenciosa. Que no haya duelo ni llanto ante su tumba, no te descubras la cabeza ni los pies como es la costumbre en estos casos, ni tampoco aceptes la comida que te traigan los amigos para consolarte».


Sus cabezas y pies no serán descubiertos como es la costumbre, no harán duelo ni llorarán. Pero lamentarán los unos por los otros por sus maldades y harán duelo a solas por todo el mal que han hecho.


En ese día pondrá sus pies sobre el monte de los Olivos, el que está al oriente de Jerusalén, y el monte se partirá en dos, formando un extenso valle que irá de este a oeste, porque una mitad del monte se moverá hacia el norte, y la otra mitad lo hará hacia el sur.


¡Dichosos los que lloran, porque serán consolados!


Cuando estuvo cerca de Betfagué y Betania, junto al monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos y les dijo:


Cuando ya estaban cerca de la bajada del monte de los Olivos, todos sus seguidores se llenaron de alegría y comenzaron a alabar a Dios por todos los milagros que habían visto. Y gritaban:


Cuando Jesús estaba cerca de Jerusalén y vio la ciudad, lloró por ella.


Jesús pasaba la noche en el monte de los Olivos, pero enseñaba de día en el templo,


Jesús salió de la ciudad acompañado por sus discípulos y se dirigió al monte de los Olivos, como era su costumbre.


Como estaban en el monte de los Olivos, para regresar a Jerusalén caminaron casi un kilómetro, que era lo que se permitía caminar en el día de reposo.


Si alguien se alegra, alégrense con él; si alguien está triste, acompáñenlo en su tristeza.


Si un miembro sufre, los demás miembros sufren con él; y si un miembro recibe algún honor, los demás se regocijan con él.


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