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2 Samuel 15:23 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

23 Hubo profunda tristeza en la ciudad cuando el rey y los que lo acompañaban salieron, cruzaron el arroyo de Cedrón, y se dirigieron hacia el campo.

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Biblia Reina Valera 1960

23 Y todo el país lloró en alta voz; pasó luego toda la gente el torrente de Cedrón; asimismo pasó el rey, y todo el pueblo pasó al camino que va al desierto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Entonces todo el pueblo lloraba a gritos cuando el rey y sus seguidores pasaban. Así que cruzaron el valle de Cedrón y fueron hacia el desierto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 El pueblo iba pasando y todos lloraban a gritos. El rey atravesó el torrente del Cedrón y toda la gente pasó al este del camino que pasa por el desierto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Y todo el país lloraba a gran voz cuando todo el pueblo estaba cruzando, también el rey cruzó el torrente de Cedrón, con toda la gente que cruzaba rumbo al camino del desierto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Toda la gente iba llorando a voz en grito, mientras el rey pasaba el torrente Cedrón y avanzaba la gente camino del desierto.

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2 Samuel 15:23
12 Tagairtí Cros  

―Bien, ven con nosotros —le dijo David. Así que Itay y sus seiscientos hombres, junto con sus familias, fueron con él.


Yo me detendré en los llanos del desierto hasta que ustedes me manden a decir cómo está la situación en la ciudad.


―¿Para qué es esto? —preguntó el rey a Siba. Y Siba le respondió: ―Los burros son para que la familia de mi señor, el rey, monte en ellos; el pan y las frutas son para que sus soldados coman. El vino deben llevarlo al desierto por si alguno desfallece de sed.


Depuso a su abuela Macá, como reina madre, debido a que ella había hecho un ídolo. Asá destruyó y quemó este ídolo en el arroyo de Cedrón.


Los sacerdotes limpiaron el interior del templo y sacaron al atrio toda la basura que hallaron allí, y la arrojaron en el arroyo de Cedrón.


Y toda la ciudad, inclusive el cementerio y el botadero de cenizas que se encuentra en el valle, será santa para el Señor, igual que todos los campos hasta el arroyo de Cedrón, y desde allí hasta la puerta de los Caballos en el lado oriental de la ciudad; nunca más la volverán a conquistar ni a destruir.


En aquellos días, Juan el Bautista comenzó a predicar en el desierto de Judea.


Siglos atrás, el profeta Isaías había hablado de Juan y lo describió así: «Una voz clama en el desierto: “Prepárenle el camino al Señor; que nada le estorbe a su paso”».


El niño crecía y su espíritu se hacía más fuerte; y vivió en el desierto hasta el día en que se presentó públicamente al pueblo de Israel.


Al terminar de orar, Jesús salió con sus discípulos y cruzó el arroyo de Cedrón. Al otro lado había un huerto al cual entraron.


Si alguien se alegra, alégrense con él; si alguien está triste, acompáñenlo en su tristeza.


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