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2 Reyes 9:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

3 y derrama aceite sobre su cabeza. Dile que el Señor lo ha ungido como rey de Israel. Tan pronto hagas esto, sal corriendo y no te detengas».

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Biblia Reina Valera 1960

3 Toma luego la redoma de aceite, y derrámala sobre su cabeza y di: Así dijo Jehová: Yo te he ungido por rey sobre Israel. Y abriendo la puerta, echa a huir, y no esperes.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 y derrama el aceite sobre su cabeza. Dile: “Esto dice el Señor: ‘Yo te unjo para que seas rey de Israel’”. Luego abre la puerta ¡y corre por tu vida!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 y luego toma la alcuza de aceite y derrámala sobre su cabeza, diciéndole: Esto dice Yavé: ¡Te he consagrado como rey de Israel! Después abre la puerta y sal huyendo sin tardanza'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Toma después la vasija de aceite, derrámalo sobre su cabeza y di: Así dice YHVH: ¡Yo te he ungido por rey sobre Israel! Luego abre la puerta y huye; no esperes.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Toma la alcuza de aceite y derrámala sobre su cabeza, diciéndole: 'Así habla Yahveh: yo te unjo por rey de Israel'. Abre luego la puerta y escapa sin detenerte'.

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2 Reyes 9:3
23 Tagairtí Cros  

y el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo ungirán allí como rey de Israel. Luego hagan sonar las trompetas y aclamen: “¡Viva el rey Salomón!”.


Luego unge a Jehú hijo de Nimsi, para que sea rey de Israel, y unge a Eliseo hijo de Safat, de Abel Mejolá, para que te reemplace como profeta mío.


―¿Soy yo un perro, acaso? —preguntó Jazael—. ¡Jamás haré algo semejante! Pero Eliseo le respondió: ―El Señor me ha mostrado que vas a ser rey de Siria.


Jehú se apartó de los otros y entró en la casa, y el joven derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo: «El Señor, Dios de Israel, dice: “Yo te unjo como rey de mi pueblo Israel.


Pero Dios había decidido que Ocozías muriera durante esta visita. Al poco tiempo de haber llegado, Ocozías y Jorán marcharon contra Jehú hijo de Nimsi, a quien el Señor había escogido para poner fin a la dinastía de Acab.


Tomarás el aceite de la unción y lo derramarás sobre su cabeza.


Una noche, durante el segundo año de su reinado, el rey Nabucodonosor tuvo un sueño, y lo inquietó tanto que ya no pudo seguir durmiendo.


Todos los habitantes de la tierra son como nada cuando se comparan con él. Hace lo que le parece mejor tanto en el cielo como entre los habitantes de la tierra. Nadie puede oponerse a su poder.


»Su Majestad, el Dios Altísimo dio a Nabucodonosor, el rey anterior a usted, un reino, majestad, gloria y honor.


Después derramó el aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón consagrándolo así para el servicio.


»Ustedes son como ovejas y los estoy enviando a meterse donde están los lobos. Sean prudentes como serpientes e inofensivos como palomas.


Cuando los visitantes ya habían partido, un ángel del Señor se le apareció a José en sueños y le dijo: «Levántate y huye a Egipto con el niño y su madre, y quédate allá hasta que yo te avise, porque el rey Herodes va a buscar al niño para matarlo».


Durante la cena, una mujer se le acercó con un frasco de un perfume costosísimo y se lo echó en la cabeza.


Entonces Samuel tomó una redoma de aceite de oliva y lo derramó sobre la cabeza de Saúl, lo besó en la mejilla y le dijo: ―Hago esto porque el Señor te ha señalado para que seas el rey de su pueblo, de Israel.


Un día Samuel le dijo a Saúl: «Te coroné rey de Israel porque el Señor me lo ordenó. Escucha lo que él quiere ahora.


Samuel le dijo: ―Aun cuando tú mismo pensabas que eras poca cosa, el Señor te ungió rey de Israel.


Pero Samuel preguntó: ―¿Cómo? Si Saúl se entera, me matará. ―Lleva contigo una becerra y di que has ido a ofrecer un sacrificio al Señor.


«A esta hora, mañana, enviaré a un hombre de la tierra de Benjamín. Lo ungirás rey de mi pueblo. Él los salvará de los filisteos, pues he oído el clamor de mi pueblo».


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