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2 Reyes 5:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

5 ―Ve y visita al profeta —le dijo el rey—. Yo te daré una carta de presentación para que se la entregues al rey de Israel. Naamán emprendió la marcha. Llevaba consigo regalos: treinta mil monedas de plata, seis mil monedas de oro y diez mudas de ropa.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y le dijo el rey de Siria: Anda, ve, y yo enviaré cartas al rey de Israel. Salió, pues, él, llevando consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 «Ve a visitar al profeta —le dijo el rey de Aram—. Te daré una carta de presentación para que se la lleves al rey de Israel». Entonces Naamán emprendió viaje y llevaba de regalo trescientos cuarenta kilos de plata, sesenta y ocho kilos de oro, y diez mudas de ropa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 El rey de Aram le dijo: '¡Anda inmediatamente! Te voy a entregar una carta para el rey de Israel'. Se puso en camino, llevando diez talentos de plata, seis mil piezas de oro y diez trajes para cambiarse.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y el rey de Siria dijo: Ve allí con una carta° para el rey de Israel. Y partió llevando en su mano diez talentos de plata, seis mil piezas° de oro y diez mudas de vestidos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 El rey de Aram le contestó: 'Vete, pues, y yo enviaré una carta al rey de Israel'. Se puso en camino, llevando consigo diez talentos de plata, seis mil siclos de oro y diez vestidos.

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2 Reyes 5:5
21 Tagairtí Cros  

Un día decidieron hacer ladrillos y cocerlos en el fuego. De ese modo usaron los ladrillos en lugar de piedras. Además, emplearon el alquitrán en lugar de mezcla.


Vamos, descendamos y hagamos que hablen diversos idiomas, para que no puedan entenderse».


Pero a Benjamín le dio cinco mudas de ropa y trescientas monedas de plata.


Entonces el rey le dijo al profeta: ―Ven a mi casa conmigo, reposa un poco y come algo, pues quiero darte un regalo.


Acab le dijo a sus oficiales: «¿Se dan cuenta ustedes de que los sirios están aún ocupando nuestra ciudad de Ramot de Galaad? Y nosotros estamos aquí sentados sin hacer nada al respecto».


Un día, un hombre de Baal Salisá le llevó a Eliseo una bolsa con veinte panes de cebada, hechos con los primeros granos de la cosecha. Eliseo le dijo a Guiezi que repartiera los panes entre los jóvenes profetas para que comieran.


Naamán le contó al rey lo que la niña había dicho.


La carta dirigida al rey de Israel decía: «El hombre que lleva esta carta es mi siervo Naamán. Quiero que lo sanes de la lepra».


Con regalos se abren todas las puertas y se llega a la presencia de gente importante.


Me dije entonces: «¡Anda, alégrate; sáciate de gozo!». Pero descubrí que esto también era vano.


Derribaré las cercas y dejaré que mi viña sea pisoteada por las vacas y ovejas que en ella pastan.


La comitiva, compuesta de algunos de los príncipes de Moab y de Madían, se presentó ante Balán, dinero en mano, y le refirieron las palabras de Balac.


Escuchen bien esto, ustedes los que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, nos quedaremos allí un año, haremos negocios y ganaremos dinero».


Sansón les preguntó si querían que les propusiera una adivinanza y ellos aceptaron. ―Si ustedes aciertan mi adivinanza durante los siete días de fiesta —les dijo—, les daré treinta túnicas y treinta mudas de ropa.


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