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2 Reyes 2:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

2 ―Quédate aquí, porque el Señor me ha dicho que vaya a Betel. Pero Eliseo le respondió: ―Juro por el Señor y por tu vida que no te dejaré. Entonces fueron juntos a Betel.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y dijo Elías a Eliseo: Quédate ahora aquí, porque Jehová me ha enviado a Bet-el. Y Eliseo dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Descendieron, pues, a Bet-el.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Y Elías le dijo a Eliseo: —Quédate aquí, porque el Señor me dijo que fuera a Betel. Eliseo respondió: —Tan cierto como que el Señor vive y que tú vives, ¡nunca te dejaré! Así que descendieron juntos a Betel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 dijo a éste: 'Quédate aquí por favor. Yavé me manda a Betel'. Pero Eliseo respondió: 'Tan cierto como que Yavé vive y que yo vivo, que no te dejaré'. Y bajaron juntos a Betel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y Elías dijo a Eliseo: Quédate ahora aquí, porque YHVH me ha enviado hasta Bet- ’El. Pero Eliseo respondió: ¡Vive YHVH y vive tu alma que no te dejaré! Entonces bajaron a Bet-’El.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Y dijo Elías a Eliseo: 'Quédate aquí, porque Yahveh me envía hacia Betel'. Pero Eliseo respondió: '¡Por vida de Yahveh y por tu vida, que no te abandonaré!'. Bajaron, pues, a Betel.

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2 Reyes 2:2
17 Tagairtí Cros  

En ese lugar había una ciudad que se llamaba Luz, pero Jacob le cambió el nombre y la llamó Betel (Casa de Dios).


Entonces, siguiendo el consejo de sus cortesanos, el rey hizo dos becerros de oro y le dijo al pueblo: «Es demasiado molesto tener que ir a Jerusalén para adorar; de ahora en adelante estos serán sus dioses. Fueron ellos los que los sacaron a ustedes de la cautividad de Egipto».


Uno de los becerros fue colocado en Betel, y el otro en Dan.


Eliseo salió de Jericó y se dirigió a Betel. En el camino, unos muchachos de la ciudad comenzaron a burlarse de él. «¡Calvo, sube al cielo tú también! ¡Calvo, sube!».


Poco después Elías dijo a Eliseo: ―Quédate en Betel, porque el Señor me ha enviado a Jericó. Pero Eliseo le replicó: ―Juro por el Señor y por tu vida que no te dejaré. Y se fueron juntos a Jericó.


Luego Elías le dijo a Eliseo: ―Quédate aquí, porque el Señor me ha enviado al río Jordán. Pero Eliseo le respondió como antes: ―Juro por el Señor y por tu vida que no te dejaré. Y partieron juntos y se pararon junto al río Jordán, mientras cincuenta de los jóvenes profetas miraban desde la distancia.


Pero la madre del niño dijo: ―¡Le juro que si no me acompaña, no me iré de aquí! De eso puede estar tan seguro como que el Señor y usted viven. Entonces Eliseo fue con ella.


y si juras pertenecerme sólo a mí, el Dios viviente, e inicias una vida buena, honrada y limpia, serás testimonio para las naciones del mundo y estas acudirán a mí y servirán también para difundir mi gran fama!


Aunque salieron de entre nosotros, en realidad nunca fueron de los nuestros, porque si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros. El hecho de que nos dejaran comprueba que no eran de los nuestros.


«Señor, ¿te acuerdas de mí? —le preguntó Ana—. Yo soy la mujer que estuvo aquí hace algún tiempo orando al Señor.


Cuando Saúl vio que David salía a pelear con el gigante, le preguntó a Abner, general de su ejército: ―Abner, ¿de qué familia procede este joven? ―No lo sé, realmente, —dijo Abner.


Señor, puesto que el Señor te ha impedido cometer un asesinato y tomar venganza por tus propias manos, te ruego por el Señor y por tu propia vida también que sean malditos como Nabal todos tus enemigos.


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