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2 Reyes 19:21 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

21 Y esto es lo que el Señor, decreta contra él: »“La virgen hija de Sion, no te tiene miedo. La hija de Jerusalén te desprecia y se burla de ti.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

21 Esta es la palabra que Jehová ha pronunciado acerca de él: La virgen hija de Sion te menosprecia, te escarnece; detrás de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 y el Señor ha pronunciado estas palabras en su contra: »”La hija virgen de Sion te desprecia y se ríe de ti. La hija de Jerusalén menea la cabeza con desdén mientras tú huyes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Pues bien, esta es la palabra que pronuncia Yavé contra él: La virgen de Sión te desprecia, se burla de ti, la hija de Jerusalén mueve la cabeza al mirarte.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Esta es la palabra que dice YHVH acerca de él: Te menosprecia, se burla de ti la virgen hija de Sión; Menea despectiva la cabeza tras de ti la hija de Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Éste es el oráculo que Yahveh ha pronunciado contra él: 'Te desprecia y se burla de ti la doncella de Sión. A tus espaldas menea la cabeza la hija de Jerusalén.

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2 Reyes 19:21
24 Tagairtí Cros  

Pero quizá yo podría hablar del mismo modo que ustedes si estuvieran ustedes en mi lugar. Lanzaría mis críticas contra ustedes y menearía la cabeza al mirarlos.


Soy símbolo de fracaso para toda la humanidad; cuantos me miran menean la cabeza.


Oh Babilonia, que serás destruida; dichoso el que te haga pagar por lo que nos has hecho.


Nos has convertido en el hazmerreír de las naciones; todos los pueblos se burlan de nosotros.


Sálvame, para que pueda alabarte públicamente en presencia del pueblo en las puertas de Jerusalén, y pueda regocijarme porque me has rescatado.


Y ahí se quedan ustedes, indefensos y abandonados como si fueran una de esas chozas inútiles que usan los vigilantes en el campo luego de terminada la cosecha, pero cuando el producto de la cosecha ya ha sido saqueado y robado.


¡A la mar, a la mar, naves de Tarsis, que ya no tienen puerto!


Él dice: Nunca más te regocijarás ni tendrás vigor. ¡Oh deshonrada virgen hija de Sidón, aunque huyas a Chipre no hallarás reposo!


¡Oh Babilonia invicta, ven a sentarte en el polvo, porque tus días de gloria, pompa y honor llegaron a su fin! ¡Oh hija de Caldea, jamás volverás a ser aquella encantadora, tierna y delicada princesa!


Siéntate callada y en tinieblas, oh Babilonia, jamás se te volverá a llamar «Reina de Reinos».


Por tanto, diles esto: Día y noche lloraré amargamente; no puedo dejar de llorar porque mi pueblo ha sido traspasado por la espada de los enemigos y ahora yace en tierra mortalmente herido.


Luego el Señor dijo: ¡Ni entre los paganos se oyó jamás cosa tal! Mi pueblo ha hecho algo tan espantoso que no se entiende.


Yo reedificaré tu nación, oh Virgen de Israel, volverás a ser feliz y danzarás alegre, con lindos adornos, al son de los panderos en medio de una fiesta.


¡Ve a Galaad en busca de remedio, oh virgen, hija de Egipto! ¡Pero no hay remedio para tus heridas, aunque hayas usado muchas medicinas, no hay salvación para ti!


El Señor despreció a mis guerreros, reunió un gran ejército para exterminar a mis muchachos. ¡El Señor ha aplastado a la joven Judá como se aplastan las uvas para hacer vino!


¿Hubo alguna vez en toda la tierra un dolor tan grande como el tuyo? Dime, Jerusalén, ¿con qué compararé tu angustia? ¿Cómo podré consolarte, pura y bella Jerusalén? Porque tu angustia es tan grande como el mar. ¿Quién podrá curarte?


Todos los que pasan por el camino al verte aplauden en son de burla; entre silbido y muecas, dicen: «¿Es esta la ciudad a la que llaman Hermosa, supuestamente la alegría de toda la tierra?».


¿Te alegras, oh pueblo de Edom, que habitas en la región de Uz? ¡Tú también tendrás que sufrir todo este tormento!


«La hermosa Israel yace débil y aplastada sobre el suelo, y no se puede levantar. No hay nadie que le brinde su apoyo para que se levante».


Y tú, Jerusalén, ciudad fuerte edificada sobre el monte Sion, volverás a tener el poderío de antes, pues nuevamente serás la capital del reino».


¡Regocíjate grandemente, pueblo mío! ¡Grita de alegría, Jerusalén! ¡Tu rey viene montado sobre un burrito! ¡Es un rey justo y humilde, y viene a salvarte!


La gente que pasaba por allí se burlaba de él y meneando la cabeza decía:


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