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2 Reyes 18:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

5 Ezequías confió firmemente en el Señor, Dios de Israel. Ninguno de los reyes, ni antes ni después de él, estuvo tan cerca de Dios como él lo estuvo.

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Biblia Reina Valera 1960

5 En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Ezequías confiaba en el Señor, Dios de Israel. No hubo nadie como él entre todos los reyes de Judá, ni antes ni después de él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Puso su confianza en Yavé, el Dios de Israel, y entre los reyes de Judá que le siguieron, ninguno se comparó con él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 En YHVH, Dios de Israel, puso su confianza. Ni antes ni después de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Puso su confianza en Yahveh, Dios de Israel, en tal grado que ni después ni antes hubo semejante a él entre todos los reyes de Judá.

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2 Reyes 18:5
20 Tagairtí Cros  

Entonces el Rabsaces envió este mensaje al rey Ezequías: ―El gran rey de Asiria dice: “¿Qué te hace sentir tan seguro?


«No te dejes engañar por ese Dios en quien crees. No le creas cuando dice que nosotros no vamos a conquistar Jerusalén.


No hubo otro rey que, en forma tan completa, se volviera al Señor, y siguiera todas las leyes de Moisés; y ningún rey desde el tiempo de Josías ha sido tan obediente al Señor.


Asá clamó al Señor su Dios, y le dijo: «Señor, ¡nadie más puede ayudarnos, sino tú! Estamos aquí impotentes delante de esta multitud tan poderosa. ¡Señor Dios nuestro, ayúdanos! Porque confiamos en que tú puedes rescatarnos, y en tu nombre atacaremos a esta muchedumbre. ¡No dejes, Señor, que ningún ser humano se levante contra ti!».


A la mañana siguiente, bien de madrugada, salieron hacia el desierto de Terna. En el camino, Josafat se detuvo y dijo: «Pueblo de Judá y de Jerusalén, escuchen: ¡Crean en el Señor, el Dios de ustedes, y tendrán éxito! ¡Crean a sus profetas, y les irá bien!».


Pero al final de su vida, Josafat, rey de Judá, se asoció con Ocozías, rey de Israel, que era malvado,


Dios puede matarme por decirlo, y probablemente lo haga. No obstante, voy a defender mi caso con él.


Pero yo, desde ya, confío en tu gran amor. Me gozo porque tú me has salvado.


Oh Señor Todopoderoso, son felices los que en ti confían.


Pero quizá digas: “¡Confiamos en el Señor Dios nuestro!”. ¿Ah, sí? ¿No es acaso el mismo a quien su rey insultó, derribando sus templos y altares en los montes y haciendo que todos los de Judá adoren únicamente en los altares aquí en Jerusalén?


Oh Señor, ¿no recuerdas lo fiel que te he sido y que siempre he procurado obedecerte en cuanto has mandado? Y rompió en grandes sollozos.


Si confió en Dios, ¡que lo salve Dios! ¿No decía que era el Hijo de Dios?


Lo hizo porque desea que nosotros, que fuimos los primeros en esperar al Mesías, celebremos su gloria.


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