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2 Reyes 17:18 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

18 Tanto fue el enojo del Señor contra los israelitas que dejó que se los llevaran lejos de su tierra. Tan solo dejó a la tribu de Judá.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Jehová, por tanto, se airó en gran manera contra Israel, y los quitó de delante de su rostro; y no quedó sino solo la tribu de Judá.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Como el Señor estaba muy enojado con los israelitas, los barrió de su presencia. Solo la tribu de Judá quedó en la tierra;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Al final, Yavé se enojó con Israel y lo echó lejos. Unicamente quedó la tribu de Judá.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Por lo cual YHVH se airó en gran manera contra Israel, y los apartó de su presencia, y no quedó sino sólo la tribu de Judá.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Por eso Yahveh, fuertemente irritado contra Israel, los arrojó de su presencia. No quedó más que la tribu de Judá.

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2 Reyes 17:18
23 Tagairtí Cros  

Pero le dejaré una tribu por amor a David mi siervo y por amor a Jerusalén, la que he escogido por sobre todas las otras ciudades de Israel.


Su hijo quedará con la tribu restante, de modo que los descendientes de David continuarán reinando en Jerusalén, la ciudad que yo escogí para que sea el lugar en que se rinda culto a mi nombre.


Cuando el pueblo de Israel se enteró de que Jeroboán había regresado de Egipto, le pidió que convocara a una reunión a todo el pueblo, y allí lo hicieron rey de Israel. Solamente la tribu de Judá continuó bajo el reinado de la familia de David.


»Si pecan contra ti, ¿porque quién no peca?, y tú te enojas con ellos, y dejas que sus enemigos los lleven cautivos a tierras extrañas, cercanas o lejanas,


Pero el Señor tuvo misericordia del pueblo de Israel, y no permitió que fuera totalmente destruido. Dios se compadeció de ellos y también se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.


Finalmente, en el año noveno del reinado de Oseas, Samaria cayó. Entonces el rey Salmanasar llevó cautivos a los israelitas a Asiria y los instaló en Jalaj, en Gozán, que está junto al río Jabor, y en las ciudades de los medos.


Rechazaré aun a los pocos de mi pueblo que han quedado, y los entregaré como despojo y botín en manos de sus enemigos.


Porque el Señor había dicho: «Yo destruiré a Judá, de la manera que destruí a Israel, y desecharé a Jerusalén como ciudad escogida, y al templo del Señor de la cual dije que sería el lugar donde yo habitaría».


Es claro que estos desastres sobrevinieron a Judá por orden directa del Señor, que había decidido castigar al pueblo de Judá, haciéndolo ir lejos de su presencia, debido a los muchos pecados de Manasés, quien había llenado a Jerusalén de sangre. Por eso, el Señor no quiso perdonarlo.


Entonces enseñaré tus caminos a otros pecadores, y estos volverán a ti.


Entonces el Señor me dijo: Aun si Moisés y Samuel vinieran ante mí a rogarme por este pueblo, yo no les ayudaría. ¡Fuera con ellos! ¡Échalos de mi presencia!


A tal punto llegaron las cosas, que el Señor, airado, hizo que Sedequías se rebelara contra el rey de Babilonia, a consecuencia de lo cual fue echado de la presencia del Señor en Jerusalén y Judá, junto con el pueblo de Israel, y llevado cautivo a Babilonia.


¡Y los echaré de mi presencia tal como lo hice con sus hermanos, los del pueblo de Efraín!


El Señor dice: «Israel me rodea con mentiras y engaño, pero Judá aún confía en Dios y es fiel al Santo.


Está tan inclinado a la violencia que ya en el seno materno peleó con su hermano gemelo y cuando llegó a ser adulto, luchó con el enviado del Señor.


Ya no puedes permanecer más en esta tierra que el Señor te ha dado; Efraín será llevado cautivo a Egipto y a Asiria, y tendrá que comer alimentos impuros.


Dijo: “Los abandonaré; veré entonces qué les ocurrirá, porque son una generación perversa e incrédula.


tengan por cierto que el Señor nuestro Dios no expulsará a esas naciones de la tierra. Por el contrario, se convertirán en tropiezo y en trampa para ustedes, y serán como un azote en sus costados y como una espina en sus ojos, y ustedes desaparecerán de esta tierra que el Señor nuestro Dios les ha dado.


Pero tan ciertamente como que Dios les ha dado las buenas cosas que les había prometido, él traerá el mal si lo desobedecen. Si adoran a otros dioses, él los exterminará en esta buena tierra que les ha dado. Su ira se encenderá contra ustedes y ciertamente perecerán».


Luego instalaron los ídolos y designaron a un hombre llamado Jonatán, hijo de Gersón y biznieto de Moisés, y a sus hijos para que fueran sacerdotes. Esta familia continuó en el sacerdocio hasta que la ciudad fue finalmente conquistada en la época del cautiverio.


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