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2 Reyes 1:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

11 El rey envió a otro oficial, con cincuenta hombres, a que le dijera: ―Varón de Dios, el rey dice que debes bajar inmediatamente.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Volvió el rey a enviar a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta; y le habló y dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho así: Desciende pronto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Entonces el rey envió a otro capitán con otros cincuenta hombres, y el capitán dijo a Elías: —Hombre de Dios, el rey te exige que bajes de inmediato.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 El rey despachó de nuevo a cincuenta hombres con su jefe; éste también le gritó: '¡Hombre de Dios, esta es la orden del rey: Apresúrate en bajar!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y volvió a enviarle otro capitán de cincuenta con sus cincuenta quien le dijo: Varón de Dios, así ha dicho el rey: ¡Apresúrate y baja!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Volvió a enviarle el rey otro jefe de cincuenta con sus cincuenta hombres, que subió y le dijo: 'Hombre de Dios, esto ordena el rey: '¡Baja en seguida!''.

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2 Reyes 1:11
13 Tagairtí Cros  

Pero Elías respondió: ―Si yo soy un varón de Dios, que descienda fuego del cielo y te destruya junto con tus cincuenta hombres. Y descendió fuego del cielo sobre ellos, y los mató a todos.


Elías respondió: ―Si soy un varón de Dios, que descienda fuego del cielo y te destruya a ti con tus cincuenta hombres. Y nuevamente descendió fuego de Dios, y los quemó.


Si el gobernante presta atención a las mentiras todos sus oficiales se corrompen.


No escuchan cuando tú amenazas, no alzan la vista para ver tu puño levantado. ¡Muéstrales cuánto amas a tu pueblo! ¡Quizá eso los avergüence! ¡Sí, que los consuma el fuego reservado para tus enemigos!


Se descubrirán las triquiñuelas de los malvados, así como las mentiras con las cuales oprimían a los pobres en los tribunales.


Señor, tú no aceptas sino la verdad. Castigándolos has tratado de hacer que reflexionen y sean honrados, pero no quieren cambiar. Los has arruinado, pero no escarmientan y se niegan a dejar su conducta malvada. Con el rostro como dura piedra por su terquedad, están empecinados en no arrepentirse.


Pero a la mañana siguiente, todo el pueblo comenzó a murmurar contra Moisés y Aarón diciendo: ―Tú has dado muerte al pueblo de el Señor.


Entonces Herodes se puso furioso por la burla de los sabios y mandó matar a todos los niños varones que vivieran en Belén y sus alrededores y que tuvieran dos años o menos. Lo ordenó así tomando en cuenta el tiempo que los sabios le habían indicado.


Si cruzan la frontera de nuestra tierra y entran en Bet Semes, que es territorio de ellos, sabremos que fue el Señor quien envió este gran mal sobre nosotros; pero si no, si las vacas regresan a buscar a sus becerros, sabremos que la plaga fue simplemente una coincidencia y que no fue enviada por el Señor.


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