2 Crónicas 34:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008
4 Salió personalmente a supervisar la destrucción de los altares de Baal, de los ídolos y de las imágenes de la diosa Aserá, todo lo cual redujo a polvo, el cual derramó sobre las tumbas de los que les habían ofrecido sacrificios.
4 Y derribaron delante de él los altares de los baales, e hizo pedazos las imágenes del sol, que estaban puestas encima; despedazó también las imágenes de Asera, las esculturas y estatuas fundidas, y las desmenuzó, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les habían ofrecido sacrificios.
4 Ordenó que demolieran los altares de Baal y que derribaran los altares del incienso que había encima. También se aseguró de que despedazaran los postes dedicados a la diosa Asera, los ídolos tallados y las imágenes fundidas, y que los pedazos fueran esparcidos sobre las tumbas de aquellos que les habían ofrecido sacrificios.
4 Derribaron en su presencia los altares de los baales y las piedras paradas que había sobre ellos, y rompió los troncos sagrados, las imágenes y los ídolos fundidos, reduciéndolos a polvo que esparció sobre las sepulturas de los que les habían ofrecido sacrificios.
4 Demolieron en su presencia los altares de los baales, y taló los pilares del sol° que había sobre ellos, y quebró las aseras, los ídolos de talla y las imágenes de fundición, y las redujo a polvo, que esparció sobre los sepulcros de los que habían ofrecido sacrificios a ellas.
4 Demolieron en su presencia los altares de los baales, hizo pedazos los obeliscos solares que había encima de ellos y las aserás; rompió las imágenes esculpidas y las fundidas, las pulverizó y las esparció sobre los sepulcros de los que les habían ofrecido sacrificios.
Luego a una orden del Señor, el profeta gritó: «¡Altar, altar! El Señor dice que un niño llamado Josías nacerá de la línea de David, y él sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los santuarios de las colinas que han venido aquí a quemar incienso; y los huesos de los hombres serán quemados sobre ti».
Eliminó también las imágenes del dios sol que estaban en los cerros, y los altares para el incienso que había en cada una de las ciudades de Judá. Y Dios dio paz a su reino.
Luego pusieron manos a la obra y destruyeron los altares paganos de Jerusalén, derribaron los altares paganos donde se quemaba incienso y los arrojaron al arroyo de Cedrón.
Luego comenzó una intensa campaña contra la adoración de ídolos. Los israelitas que se hallaban presentes se dirigieron a las ciudades de Judá, Benjamín, Efraín y Manasés y destruyeron los altares paganos, los ídolos, las imágenes abominables de la diosa Aserá y todos los centros paganos de adoración. Luego las personas que habían venido de las tribus del norte a celebrar la Pascua regresaron a sus tierras.
Su reinado fue tan malo como lo fueron los primeros años de su padre Manasés, porque Amón ofreció sacrificio a los ídolos, como lo había hecho su padre.
Reedificó los altares paganos que su padre Ezequías había derribado, los altares de Baal, e hizo imágenes de la diosa Aserá y del sol, la luna y las estrellas.
Entonces Josías quitó todos los ídolos de las zonas ocupadas por lo judíos, y exigió que adoraran al Señor su Dios. Y mientras Josías vivió, el pueblo no volvió a abandonar al Señor, Dios de sus antepasados.
Derribó los altares paganos, redujo a polvo los ídolos de la diosa Aserá, destruyó las imágenes y derribó los altares en que se quemaba incienso. Hizo esto en todo el territorio de Israel antes de regresar a Jerusalén.
»No adorarán dioses de otras naciones ni les ofrecerán sacrificios; no deben imitar el ejemplo de esos pueblos paganos. Deben vencerlos completamente y destrozar todos sus ídolos vergonzosos.
Luego tomó el becerro, lo fundió en fuego, y cuando se enfrió el metal, lo molió hasta hacerlo polvo. Mezcló ese polvo con agua, para que el pueblo bebiera.
Y ¿por qué lo hizo Dios? Fue para limpiarlo de sus pecados, y librarlo de todos sus ídolos y de los altares para estos. Ahora jamás volverán a ser adorados.
y destruiré los altares de los lugares altos donde adoran ídolos, derribaré sus altares de incienso, y dejaré que sus cadáveres se pudran en medio de sus ídolos. Y los aborreceré.
¿Y por qué ocurre esto? ¡Por los actos malvados cometidos por los israelitas, por las maldades de los descendientes de Jacob! En Samaria se admiran los actos malvados de los israelitas; en Jerusalén abundan las injusticias y toda clase de maldad.
Sin perder tiempo, tomé el objeto del pecado de todos ustedes, el ídolo, y lo quemé, lo reduje a polvo y lo lancé al arroyo que descendía de la montaña.