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2 Crónicas 16:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

4 Ben Adad accedió a la solicitud del rey Asá. Así que movilizó sus ejércitos para atacar a Israel. Destruyeron las ciudades de Iyón, Dan, Abel Mayin y todos los centros de aprovisionamiento de Neftalí.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y consintió Ben-adad con el rey Asa, y envió los capitanes de sus ejércitos contra las ciudades de Israel; y conquistaron Ijón, Dan, Abel-maim y las ciudades de aprovisionamiento de Neftalí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Ben-adad aceptó la propuesta del rey Asa y envió a los comandantes de su ejército a atacar las ciudades de Israel. Ellos conquistaron las ciudades de Ijón, Dan y Abel-bet-maaca y todas las ciudades de almacenamiento de Neftalí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Ben-Hadad escuchó al rey Asá y envió a los jefes de su ejército contra las ciudades de Israel; conquistó Iyón, Dan, Abel-Maim y todos los depósitos de las ciudades situadas en Neftalí.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y Ben-adad atendió al rey Asa y envió a los capitanes de sus ejércitos contra las ciudades de Israel, y atacaron a Ijón, a Dan, a Abel-maim y a todas las ciudades de almacenaje de Neftalí.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Accedió Ben Hadad a la petición del rey Asá y envió a los jefes de sus tropas contra las ciudades de Israel. Conquistó Iyón, Dan, Abel Mayin y todos los aprovisionamientos de las ciudades de Neftalí.

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2 Crónicas 16:4
14 Tagairtí Cros  

Cuando Abram oyó que a Lot se lo habían llevado preso, reunió a todos los trescientos dieciocho criados que habían nacido en su casa. Luego, con ellos, salió a perseguir a los que se habían llevado a Lot, y los alcanzó en la ciudad de Dan.


Ben Adad estuvo de acuerdo, y envió sus jefes contra algunas de las ciudades de Israel, y conquistó a Iyón, Dan, Abel Betmacá, todo Quinéret, y la región de Neftalí.


También edificó ciudades para almacenar alimentos, ciudades en las que guardaba sus carros de guerra, ciudades que sirvieron de habitación para sus jinetes y conductores de carros, y ciudades diversas cerca de Jerusalén, en la montaña del Líbano y en todo lugar de su dominio.


El rey de Asiria atendió su ruego, y fue y atacó la ciudad de Damasco, capital de Siria, y la conquistó. Mató al rey Rezín, y tomó como prisioneros a los habitantes de la ciudad y los llevó a vivir a Quir.


«Te propongo que renovemos el pacto de seguridad mutua que existía entre tu padre y mi padre. Te envío esta plata y este oro para que rompas tu alianza con Basá, rey de Israel, con el fin de que se marche y me deje en paz».


Tan pronto como Basá, rey de Israel, tuvo conocimiento de lo que ocurría, desistió de la fortificación de Ramá.


Y Josafat se hizo poderoso, y construyó, a lo largo de Judá, fortalezas y ciudades para almacenar alimentos.


Construyó también Balat y otros centros de aprovisionamiento, y levantó ciudades para guardar sus carros de combate y caballos. En fin, construyó cuanto quiso construir en Jerusalén, en el Líbano y en todos sus dominios.


Entonces los egipcios esclavizaron a los hebreos, y les pusieron capataces muy crueles. Estos les asignaron la dura tarea de edificar las ciudades de Pitón y Ramsés, que eran las ciudades donde el rey almacenaba todas las provisiones.


Pero ese tiempo de tinieblas y desesperación no será eterno. Aunque pronto la tierra de Zabulón y Neftalí caigan bajo el menosprecio y el castigo de Dios, en lo futuro estas mismas tierras, Galilea y Transjordania del norte, donde están los caminos que llevan al mar, se verán llenas de gloria.


porque ¡el amor al dinero es la raíz de todos los males! Hay quienes han dejado la fe por correr tras las riquezas y al fin se han causado a sí mismos muchísimos sufrimientos.


Andan tan descarriados que son como seguidores de Balán, el hijo de Bosor, quien por ganar dinero hacía cualquier cosa injusta y


Entonces toda la nación de Israel envió a sus dirigentes y a cuatrocientos cincuenta mil hombres para que se reunieran delante del Señor en Mizpa. Vinieron desde Dan, desde Berseba y de todos los lugares intermedios, y desde el otro lado del Jordán, de la tierra de Galaad.


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