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2 Corintios 5:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

8 Así que tenemos confianza. ¡Preferimos morir e irnos a morar junto con el Señor!

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Biblia Reina Valera 1960

8 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Sí, estamos plenamente confiados, y preferiríamos estar fuera de este cuerpo terrenal porque entonces estaríamos en el hogar celestial con el Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Por eso nos viene incluso el deseo de salir de este cuerpo para ir a vivir con el Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 pero estamos confiados, aunque más preferimos° salir del cuerpo y estar junto al Señor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Pero tenemos ánimo e incluso preferimos exiliarnos del cuerpo y vivir junto al Señor.

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2 Corintios 5:8
22 Tagairtí Cros  

Me has dejado saborear los gozos de la vida y los exquisitos placeres de tu presencia eterna.


Pero yo en justicia contemplaré tu rostro; me bastará con verte cuando despierte.


Al malvado lo aplasta su propia maldad; al justo lo protege su justicia.


El jefe, satisfecho, le dijo: “¡Magnífico! Eres un siervo bueno y fiel. Y ya que fuiste fiel con el poco dinero que te di, te voy a confiar una cantidad mayor. Ven, entra, celebremos tu éxito”.


“¡Estupendo!”, le respondió el jefe. “Eres un siervo bueno y fiel. Y ya que has sido fiel con lo poco que deposité en tus manos, te voy a confiar ahora una cantidad mayor. Ven, entra, celebremos tu éxito”.


«Ahora, Soberano Señor, tu palabra se ha cumplido: ya puedes dejar que este tu siervo muera en paz,


El que quiera servirme, debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará el que me sirve. Al que me sirva, mi Padre lo honrará.


Y si me voy a prepararles un lugar, volveré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté.


»Padre, quiero que los que tú me has dado, estén conmigo donde yo estoy. Así, ellos verán mi gloria, la gloria que me has dado porque tú me amaste desde antes que el mundo fuera creado.


―¿A qué viene tanto llanto? —nos respondió Pablo—. ¿Quieren destrozarme el corazón? Estoy dispuesto no sólo a sufrir las prisiones de Jerusalén sino también a morir por la causa del Señor Jesús.


Por eso vivimos confiados y sabemos que cada momento que pasamos en este cuerpo terrenal lo pasamos lejos del Señor.


Por lo tanto, procuramos siempre agradarle, ya sea que estemos en este cuerpo o que ya no estemos en él.


Sí, amados míos, ahora somos hijos de Dios, y no podemos ni siquiera imaginarnos lo que vamos a ser después. Pero de algo estamos ciertos: que cuando él venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como es.


No habrá allí nada maldito. Y el trono de Dios y del Cordero estarán allí. Sus siervos lo servirán


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