Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





2 Corintios 1:20 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

20 Él hace lo que dice y cumple las promesas de Dios. Y nosotros, por medio de Cristo, respondemos «amén», para gloria de su nombre.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

20 porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Pues todas las promesas de Dios se cumplieron en Cristo con un resonante «¡sí!», y por medio de Cristo, nuestro «amén» (que significa «sí») se eleva a Dios para su gloria.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

20 En él todas las promesas de Dios han llegado a ser un sí, y por eso precisamente decimos 'Amén' en su nombre cuando damos gracias a Dios.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

20 Porque todas las promesas de Dios en Él son sí; por eso también por medio de Él, decimos amén a Dios, para su gloria por medio de nosotros.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Pues todas las promesas de Dios en Él se hicieron sí. Por eso, cuando damos gloria a Dios, decimos por medio de Él nuestro 'Amén'.

Féach an chaibidil Cóip




2 Corintios 1:20
41 Tagairtí Cros  

Por haberme obedecido, todas las naciones del mundo serán bendecidas por medio de tus descendientes.


Habrá siempre enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la de ella. El descendiente de la mujer te aplastará la cabeza, mientras tú solamente le morderás el talón.


El cetro estará en las manos de Judá, y el bastón de gobernante estará en sus pies, hasta que llegue el rey por excelencia, a quien todos los pueblos obedecerán.


Porque el Señor reconstruirá a Sion. Él surgirá en su gloria.


Que su nombre perdure para siempre, y continúe mientras el sol brille. Que todos sean en él bendecidos; que todas las naciones lo alaben.


Sin embargo, vendrán días cuando todos los que invoquen una bendición o presten juramento lo harán al Dios fiel; porque desecharé mi enojo y olvidaré el mal que hicieron.


Bueno, el Señor mismo elegirá la señal: ¡Una joven dará a luz un niño! y ella le pondrá por nombre Emanuel (que significa “Dios está con nosotros”).


No nos metas en tentación, mas líbranos del mal, porque tuyo es el reino, el poder y la gloria para siempre. Amén”.


«Gloria a Dios en las alturas, y paz en la tierra para los que gozan de su buena voluntad».


Por medio de Moisés recibimos la ley mientras que por medio de Jesucristo recibimos el amor y la verdad.


Jesús le contestó: ―Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar al Padre si no es por mí.


Jesús respondió: ―Te aseguro que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.


Porque, todo fue creado por Dios, existe por él y para él. ¡A él sea la gloria siempre! Así sea.


Porque si bien la paga del pecado es muerte, el regalo que nos da Dios es vida eterna a través de Jesucristo nuestro Señor.


porque si alabas y das gracias a Dios en otro idioma, ¿cómo podrán alabar a Dios contigo los que no entienden tus palabras? ¿Cómo podrán decir «amén», si no saben lo que estás diciendo?


Lo que padecemos es por el bien de ustedes. Y mientras más sean los que reciban el amor de Dios, más gracias habrá que dar a Dios por su gran bondad, y mayor gloria recibirá el Señor.


Porque Dios, que dijo: «Resplandezca la luz en las tinieblas», hizo brillar su luz en nuestros corazones y nos ha hecho comprender que es el resplandor de su gloria lo que brilla en el rostro de Cristo.


Esto fue para que le demos la gloria a Dios por la extraordinaria gracia que nos mostró por medio de su amado Hijo.


Esto lo hizo para demostrar a las generaciones venideras la incomparable riqueza de su amor, que en su bondad derramó sobre nosotros por medio de Cristo Jesús.


A ellos, Dios les dio a conocer la riqueza y la gloria de su plan que, por cierto, beneficia a los gentiles. Y este es el misterio: Cristo está entre ustedes y es su esperanza de gloria.


Así será cuando venga en aquel día a recibir honra y admiración de su pueblo, de sus santos. Ustedes estarán entonces con él, porque creyeron el mensaje que les llevamos.


Todos ellos murieron sin haber recibido las cosas prometidas. Pero las vieron a lo lejos y reconocieron que ellos mismos eran extranjeros y sólo estaban de paso en la tierra.


Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos.


Pero Melquisedec, que no lo era, recibió la ofrenda de Abraham. Y Melquisedec bendijo al que había recibido las promesas, es decir, a Abraham.


A ellos se les hizo saber que no se estaban sirviendo a ellos mismos, sino a ustedes. Los profetas hablaban de las cosas que ahora les han anunciado a ustedes los que les predicaron el evangelio con el poder del Espíritu Santo que fue enviado desde el cielo. Los mismos ángeles quisieran contemplar estas cosas.


¿Y qué es lo que ha dicho? Que nos ha dado vida eterna, y que esta vida está en su Hijo.


»Escríbele al ángel de la iglesia en Laodicea: Este mensaje te lo envía el Amén, el testigo fiel y verdadero, el origen de toda la creación de Dios.


diciendo: «¡Amén! ¡Que la bendición, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, la honra, el poder y la fuerza sean de nuestro Dios para siempre! ¡Amén!».


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí