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1 Timoteo 6:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

4 es un orgulloso y un ignorante; es una persona que tiene el vicio de provocar discusiones que dan lugar a envidias, pleitos, ofensas, desconfianzas

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Biblia Reina Valera 1960

4 está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Cualquiera que enseñe algo diferente es arrogante y le falta entendimiento. Tal persona tiene el deseo enfermizo de cuestionar el significado de cada palabra. Esto provoca discusiones que terminan en celos, divisiones, calumnias y malas sospechas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 es un ciego que no entiende nada. Ese padece la enfermedad de las discusiones y cuestiones inútiles, de donde proceden envidias, discordias, insultos, desconfianzas

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 está envanecido, nada entiende, sino que tiene° manía por discusiones y contiendas de palabras, de las cuales surgen° envidia, riña, difamaciones y malas sospechas,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 es orgulloso, no sabe nada, sino que se dedica morbosamente a disquisiciones y juegos de palabras que degeneran en envidia, riñas, palabras injuriosas, sospechas malignas

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1 Timoteo 6:4
44 Tagairtí Cros  

Hay pobres que aparentan ser ricos, hay ricos que aparentan ser pobres.


El que no da el regalo prometido, es como la nube y el viento que no traen nada de lluvia.


Hay más esperanza para un necio que para el que se cree muy sabio.


Además, el día de ayuno ustedes se las pasan en pura violencia, maltratándose unos a otros ¡Cómo quieren que escuche sus plegarias con esa clase de ayuno!


Como Pablo y Bernabé discutieron con ellos y se les opusieron con todas sus fuerzas, los creyentes los enviaron a Jerusalén, acompañados de varios creyentes, para que consultaran el asunto con los apóstoles y los ancianos.


Pero como se trata de cuestiones de palabras y de nombres y de sus leyes, arréglenselas ustedes. A mí no me interesa.


Vivía en Samaria un tal Simón, que había ejercido la magia durante muchos años, y tenía asombrada a la gente haciéndose pasar por alguien muy grande.


Vivan en armonía unos con otros. No sean arrogantes, sino traten como iguales a la gente humilde ¡y no se hagan como que lo saben todo!


Seamos siempre decentes, como si anduviéramos a la luz del día. No gastemos el tiempo en orgías y borracheras, ni en inmoralidades sexuales y libertinajes, ni en pleitos y envidias.


Reciban a cualquier hermano aun cuando su fe sea débil, y no entren en discusiones con él.


pero castigará con su ira a quienes luchan contra la verdad y cometen injusticias.


El que quiera discutir este asunto, que lo discuta. Pero debe tener en cuenta que nosotros no tenemos otra costumbre, ni tampoco las demás iglesias de Dios.


Me han informado que se arman grandes discusiones en dichas reuniones, y en parte lo creo.


Basta ya de estarse engañando. Si alguno cree que tiene más inteligencia que cualquier otro, según las normas de este mundo, vuélvase ignorante, para que así llegue a ser sabio,


porque son apenas niños en la fe. ¿Acaso no lo demuestra el hecho de que se dejen dominar por los celos y anden en disensiones? ¿No están actuando como meros humanos?


no les importa que los estén esclavizando y explotando ni que se estén aprovechando de ustedes; no les preocupa a ustedes que se enaltezcan y luego los abofeteen.


Pero si en vez de hacerlo se muerden y se comen unos a otros, ¡cuidado no sea que acaben por consumirse unos a otros!


No dejemos que la vanidad nos lleve a tener celos y enemistades entre nosotros.


El que se crea demasiado grande cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo.


Es cierto que algunos anuncian a Cristo por envidia y rivalidad, pero otros lo hacen con buenas intenciones.


Háganlo todo sin quejarse ni pelearse,


No hagan nada por egoísmo o vanidad. Más bien, hagan todo con humildad, considerando a los demás como mejores que ustedes mismos.


No dejen ustedes que les quiten su premio quienes fingen ser humildes y adoran a los ángeles. Estos individuos dicen haber visto visiones y se llenan de orgullo por sus pensamientos humanos.


Él se opone y se levanta contra todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto. Este hombre hasta se atreverá a ir y sentarse en el Templo de Dios y hacerse pasar por Dios.


ni prestaran atención a leyendas y a listas larguísimas de antepasados. Tales ideas provocan discusiones en vez de llevar adelante la obra de Dios que está fundada en la fe.


Pretenden ser maestros de la ley, pero no tienen ni la más ligera idea de lo que hablan, ni entienden lo que afirman con tanta seguridad.


El obispo no puede ser un recién convertido, ya que corre el riesgo de enorgullecerse y caer en la misma condenación en que cayó el diablo;


Recuérdales esto y encárgales delante de Dios que no discutan asuntos que no tienen importancia. Tales discusiones lo único que logran es hacer daño a los oyentes.


Repito: No te metas en discusiones tontas y sin sentido, pues sabes bien que terminan en pleitos.


Traicionarán a sus amigos; serán iracundas, vanidosas y preferirán los placeres antes que a Dios.


Nunca discutas cuestiones necias ni te pongas a hablar acerca de cuentos de nuestros antepasados. Evita las polémicas sobre si se deben obedecer o no las leyes judaicas, porque no vale la pena y es más bien perjudicial.


Mis queridos hermanos, pongan atención: Todos ustedes deben estar listos para escuchar, pero deben ser lentos para hablar y para enojarse.


Pero estos falsos maestros, como animales irracionales que nacen para ser apresados y matados, se guían únicamente por sus instintos. En su insensatez, se burlan de asuntos de los que saben muy poco. Pero un día, como esos animales, también perecerán en su corrupción


Pronuncian discursos arrogantes y huecos; apelan a los deseos de la naturaleza humana y seducen a los que acaban de apartarse de semejante vida de corrupción.


Pero estos individuos hablan mal de lo que no conocen y, como las bestias, siguen sus instintos; y eso es lo que los destruye.


Estas personas son murmuradoras, nunca están satisfechas con nada; siguen siempre sus deseos egoístas y son tan arrogantes que cuando hablan bien de alguien es para sacarle algún beneficio.


Tú dices: “Soy rico, tengo lo que deseo, ¡no necesito nada!”. ¡Y no te das cuenta de que eres un infeliz, un miserable, pobre, ciego y desnudo!


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