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1 Samuel 30:23 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

23 Pero David dijo: ―No, hermanos míos. El Señor nos ha guardado y nos ha ayudado a derrotar al enemigo.

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Biblia Reina Valera 1960

23 Y David dijo: No hagáis eso, hermanos míos, de lo que nos ha dado Jehová, quien nos ha guardado, y ha entregado en nuestra mano a los merodeadores que vinieron contra nosotros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Pero David dijo: —¡No, mis hermanos! No sean egoístas con lo que el Señor nos dio. Él nos protegió y nos ayudó a derrotar a la banda de saqueadores que nos atacó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Pero David les dijo: 'No, hermanos, no hagan tal cosa después de lo que Yavé ha hecho por nosotros. Vean cómo nos protegió entregando en nuestras manos a esa banda de salteadores que habían venido a atacarnos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Pero David dijo: Hermanos míos, no hagáis eso con lo que nos ha dado YHVH, pues nos ha guardado y ha entregado en nuestra mano la banda que vino contra nosotros.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Pero David les dijo: 'No obréis así, hermanos míos, con lo que Yahveh nos ha concedido, ya que él nos ha protegido y ha entregado en nuestras manos esa horda que había venido contra nosotros.

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1 Samuel 30:23
16 Tagairtí Cros  

les dijo: ―Por favor, amigos míos, no vayan a cometer semejante maldad.


Por eso, ellos adoran sus armas y les rinden homenaje, como si fueran un dios. Pues, según ellos, son sus armas las que los han hecho ricos y poderosos.


«Padres y hermanos, escuchen lo que tengo que decir en mi defensa».


Y Esteban contestó: ―Hermanos y padres, ¡escúchenme! El Dios de la gloria se le apareció a nuestro antepasado Abraham en Mesopotamia antes de que este se trasladara a Jarán,


Tendrás de todo hasta saciarte, y bendecirás al Señor tu Dios por la buena tierra que te ha dado.


No pienses jamás que por tu poder y tu fuerza has obtenido esa riqueza.


Recuerda siempre que el Señor tu Dios es el que te da el poder para obtener las riquezas, y él lo hace para cumplir la promesa hecha a tus antepasados.


El anciano salió y habló con ellos. ―No, hermanos míos. No hagan tal perversidad —les rogó—, porque es mi huésped.


Él empobrece a unos y enriquece a otros; él abate a algunos y enaltece a otros.


Pero algunos de los rufianes que estaban entre los hombres de David declararon: ―Ellos no fueron con nosotros, y no tienen parte en el botín. Devuélveles sus esposas y sus hijos y diles que se vayan.


¿Quién les hará caso en lo que proponen? Tenemos que compartir por igual, los que van a la batalla y los que guardan el equipo.


David preguntó al Señor: ―¿Saldré a perseguirlos? ¿Podré alcanzarlos? Y el Señor le dijo: ―Sí, ve tras ellos. Recuperarás a todos los cautivos.


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