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1 Samuel 26:16 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

16 Eso no es bueno, Abner. Juro por el Señor que debieras morir por tu falta de cuidado. A ver, ¿dónde está la lanza del rey y el cántaro de agua que estaba junto a su cabeza? Búscalos.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Esto que has hecho no está bien. Vive Jehová, que sois dignos de muerte, porque no habéis guardado a vuestro señor, al ungido de Jehová. Mira pues, ahora, dónde está la lanza del rey, y la vasija de agua que estaba a su cabecera.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 ¡Eso no está nada bien! Juro por el Señor que tú y tus hombres merecen morir, ¡porque no protegiste a tu amo, el ungido del Señor! ¡Mira a tu alrededor! ¿Dónde están la lanza del rey y la jarra de agua que estaban junto a su cabeza?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Has actuado muy mal; ustedes merecen la muerte por no haber protegido a su patrón, al que Yavé consagró. Mira dónde están la lanza y la cantimplora de agua que estaban al lado del rey'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 No está bien lo que has hecho. ¡Vive YHVH, que sois dignos de muerte pues no habéis guardado a vuestro señor, al ungido de YHVH! ¡Mira ahora dónde está la lanza del rey, y la vasija de agua que estaba a su cabecera!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 No está bien lo que has hecho. Por vida de Yahveh, que vosotros sois reos de muerte, por no haber custodiado a vuestro señor, el ungido de Yahveh. Ahora mira dónde está la lanza del rey y el jarro de agua que había junto a su cabecera'.

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1 Samuel 26:16
11 Tagairtí Cros  

Al oír esto, David se enfureció, y dijo: ―¡Juro por el Dios vivo que quien haya hecho eso, merece la muerte!


Después de todo, mi familia y yo no merecíamos sino la muerte; sin embargo, mi señor el rey me ha honrado permitiéndome comer en su propia mesa. ¿Cómo podría yo quejarme?


En cuanto al sacerdote Abiatar, el rey le dijo: «Regresa a tu hogar en Anatot. También deberías morir, pero no lo haré ahora. Tú transportaste el cofre del Señor durante el reinado de mi padre, y sufriste con él todas las persecuciones».


para escuchar los gemidos de su pueblo en esclavitud, y liberar a los condenados a muerte.


Escucha los suspiros de los prisioneros. Salva a los condenados a muerte, muestra la grandeza de tu poder.


Nosotros mismos éramos así: obedecíamos los malos deseos de nuestra naturaleza y nos entregábamos a las perversidades de nuestras pasiones y malos pensamientos. Merecíamos ser castigados por la ira de Dios, como todos los demás.


Mientras ese hombre viva, jamás llegarás a ser rey. ¡Ahora ve, encuéntralo y tráemelo, porque ese tipo merece la muerte!


―Jamás haré lo que me sugieren, —dijo a sus hombres—. Es un grave pecado agredir al rey escogido de Dios.


Pero Dios me libre de matar al hombre que él ha escogido como rey. Pero mira, llevémonos su lanza y su cántaro.


―¡Vaya, vaya, Abner! ¡Eres un gran hombre! —bromeó David—. ¿Dónde en Israel podrá encontrarse a uno tan bueno como tú? Ah, pero no has cuidado bien a tu amo el rey. ¡Alguien se acercó a matarlo!


―No —dijo David—, porque nadie puede quedar impune si ataca al ungido del Señor.


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