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1 Samuel 14:36 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

36 Después dijo: ―Sigamos a los filisteos toda la noche y destruyámoslos hasta que no quede ninguno. ―Haz lo que creas más conveniente —contestaron sus hombres. Pero el sacerdote dijo: ―Preguntémosle primero al Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

36 Y dijo Saúl: Descendamos de noche contra los filisteos, y los saquearemos hasta la mañana, y no dejaremos de ellos ninguno. Y ellos dijeron: Haz lo que bien te pareciere. Dijo luego el sacerdote: Acerquémonos aquí a Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

36 Después Saúl dijo: —Persigamos a los filisteos toda la noche y saqueemos sus bienes hasta el amanecer. Destruyamos hasta el último hombre. Sus hombres respondieron: —Haremos lo que mejor te parezca. Pero el sacerdote dijo: —Primero consultemos a Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

36 Saúl les dijo luego: 'Bajemos para perseguir a los filisteos durante la noche; ataquémoslos hasta que brille el alba y no dejemos a nadie de ellos con vida'. Le respondieron: '¡Haz lo que piensas!' El sacerdote dijo entonces: 'Tenemos que consultar a Dios'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

36 Luego Saúl dijo: Bajemos de noche contra los filisteos, y tomemos de ellos despojos hasta el amanecer,° y no dejemos de ellos ni un hombre. Y ellos dijeron: Haz todo lo que sea bueno ante tus ojos. Pero el sacerdote dijo: Acerquémonos aquí ante Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

36 Dijo luego Saúl: 'Bajemos en persecución de los filisteos durante la noche para saquearlos hasta que despunte la mañana. No dejaremos ni un solo hombre'. Ellos respondieron: 'Haz lo que bien te parezca'. Pero el sacerdote dijo: 'Acerquémonos aquí a Dios'.

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1 Samuel 14:36
14 Tagairtí Cros  

En cuanto a mí, me acerco a él lo más que puedo. He elegido al Dios soberano como mi refugio, y a todos contaré las maravillas que él hace.


¡Mi pueblo está lleno de hipócritas! Acuden al templo cada día y les encanta oír la lectura de mis leyes, como si fueran a obedecerla, como si no menospreciaran los mandamientos de su Dios. ¡Qué afán muestran porque se les enseñen leyes justas, y les encanta estar cerca de mí!


«¡Vamos!», dicen, «¡asaltémosla, no importa que haya llegado la noche, y destruyamos sus torreones defensivos!».


»Los sacerdotes deberían encargarse de dar a conocer al pueblo mis instrucciones, y estar siempre dispuestos a enseñar las cosas buenas que yo quiero mi pueblo realice. ¡Ellos son los mensajeros del Señor Todopoderoso!


Él consultará a Eleazar el sacerdote para recibir mis órdenes. Yo, el Señor, hablaré con Eleazar por medio del urim, y Eleazar le entregará las instrucciones a Josué y al pueblo. De esta manera continuará guiando a Israel.


Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes, inconstantes, purifiquen su corazón!


Luego ordenó al resto de los hombres: «Vayan en persecución del enemigo y atáquenlo por la retaguardia. No permitan que regresen a sus ciudades, porque el Señor nos ayudará a destruirlos completamente».


Todo el botín y el ganado de las ciudades arrasadas lo tomaron los israelitas para sí mismos, pero mataron a toda la gente.


―Bien, haz lo que te parezca mejor —contestó Elcaná—. Quédate hasta que destetes al niño, y que el Señor vea el cumplimiento de tu voto. Así que se quedó en casa hasta que destetó al niño.


Al día siguiente, muy temprano, Saúl llegó. Tras dividir al ejército en tres columnas, lanzó un ataque sorpresivo sobre los amonitas y durante toda la mañana estuvo diezmando al enemigo. La persecución fue tan tenaz, que no quedaron juntos ni siquiera dos.


Entre sus hombres estaba Abías el sacerdote, hijo de Ajitob, hermano de Icabod; Ajitob era hijo de Finés y bisnieto de Elí, sacerdote del Señor en Siló, que portaba el efod. Nadie se dio cuenta de que Jonatán había salido.


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