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1 Samuel 11:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

1 Poco después Najás condujo el ejército de los amonitas contra la ciudad israelita de Jabés de Galaad. Pero los habitantes de Jabés le suplicaron la paz. ―Pon las condiciones y te serviremos —le propusieron.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

1 Después subió Nahas amonita, y acampó contra Jabes de Galaad. Y todos los de Jabes dijeron a Nahas: Haz alianza con nosotros, y te serviremos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Como un mes después, el rey Nahas de Amón dirigió a su ejército contra la ciudad israelita llamada Jabes de Galaad. Pero los habitantes de Jabes pidieron paz. —Haz un tratado con nosotros y seremos tus siervos —rogaron.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Poco más de un mes después, Najaz el amonita puso sitio a Yabés de Galaad. Toda la gente de Yabés dijo a Najaz: '¡Haz la paz con nosotros y te serviremos!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y subió Nahas amonita, y acampó contra Jabes Galaad. Y todos los hombres de Jabes dijeron a Nahas: Pactad con nosotros y te serviremos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Cosa de un mes más tarde, subió el amonita Najás y acampó contra Yabés de Galaad. Los habitantes de Yabés dijeron a Najás: 'Pacta una alianza con nosotros y seremos tus súbditos'.

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1 Samuel 11:1
23 Tagairtí Cros  

―Bueno —dijeron ellos—, podemos ver claramente que el Señor te está bendiciendo. Así que hemos decidido venir a pedirte que hagamos un pacto entre nosotros. El pacto que haremos contigo, bajo juramento, es este:


Después de esto, murió el rey amonita y le sucedió en el trono su hijo Janún.


Entonces David pensó que debía tratar con bondad a Janún tal como su padre Najás había sido generoso con él. Por eso, envió unos mensajeros para que le dieran el pésame por la muerte de su padre.


Cuando David llegó a Majanayin fue recibido cariñosamente por tres hombres: Sobí hijo de Najás, que era de la ciudad amonita de Rabá; Maquir hijo de Amiel, de Lo Debar, y Barzilay, que era un galaadita de Roguelín.


les envió este mensaje: «Que el Señor los bendiga por haber sido leales al rey y por haberle dado honrosa sepultura.


Ben Adad le dijo: ―Te devolveré las ciudades que mi padre le quitó al tuyo, para que puedas establecer puestos de comercio en Damasco, como mi padre hizo en Samaria. Acab le contestó: ―Siendo así, te dejaré en libertad. De este modo Acab hizo un pacto con Ben Adad, y lo dejó ir.


Cuando los habitantes de Jabés de Galaad se enteraron de lo que los filisteos habían hecho a Saúl,


los hombres valientes fueron y rescataron los cuerpos de Saúl y de sus tres hijos. Los sepultaron debajo de la encina de Jabés, y guardaron luto y ayunaron por siete días.


¿Consentirá en que lo esclavices de por vida?


»No deberán hacer pacto con ellos, ni tendrán parte alguna con sus dioses.


No escuchen a Ezequías, porque este es el ofrecimiento que el rey de Asiria les hace: Entréguenme un obsequio como prenda de rendición; abran las puertas y salgan, y yo haré que cada uno posea su hacienda, su huerto y agua,


Cuando los judíos que estaban en Moab, entre los amonitas, en Edom y en otras tierras vecinas, oyeron que unos cuantos del pueblo estaban aún en Judá, y que el rey de Babilonia no se los había llevado a todos, y que aquel Guedalías era el gobernador,


Nabucodonosor hizo un pacto con un miembro de la familia real (Sedequías), y le hizo jurar respetar el pacto y serle fiel. Nabucodonosor tomó a este príncipe como si fuera un renuevo y lo llevó a Babilonia donde lo mantuvo exiliado junto a los principales hombres del gobierno de Israel.


»Ni el amonita ni el moabita serán admitidos en la asamblea del Señor, ni aun después de la décima generación.


Esto hizo que el Señor se airara contra su pueblo y permitiera que los filisteos y los amonitas comenzaran a molestarlos y a oprimirlos. Estos ataques ocurrían al oriente del Jordán, en la tierra de los amorreos (que está en Galaad),


Fue por este tiempo que los amonitas comenzaron su guerra contra Israel.


Entonces pensaron nuevamente en el juramento que habían hecho de matar a todos los que se habían negado a acudir a Mizpa y recordaron que al pasar lista a la tropa, de Jabes Galaad nadie había asistido.


»Cuando tuvieron miedo de Najás, rey de Amón, vinieron y me dijeron que deseaban que un rey los gobernara. Pero el Señor nuestro Dios era nuestro rey, porque él siempre lo había sido.


Y como estaba firmemente establecido como rey de Israel, peleó contra todos los pueblos de su entorno: contra Moab, Amón, Edom, los reyes de Sobá y los filisteos. Adondequiera que iba, triunfaba.


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