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1 Samuel 1:26 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

26 «Señor, ¿te acuerdas de mí? —le preguntó Ana—. Yo soy la mujer que estuvo aquí hace algún tiempo orando al Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

26 Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 «Señor, ¿se acuerda de mí? —preguntó Ana—. Soy aquella misma mujer que estuvo aquí hace varios años orando al Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Ana le dijo: 'Perdona, señor, tan cierto como que tú vives, señor, que yo soy la mujer que estuvo cerca de ti orándole a Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Y ella dijo: ¡Oh, señor mío, como que vive tu alma, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti rogando a YHVH!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Dijo entonces ella: 'Perdón, señor mío; por tu vida, señor, yo soy aquella mujer que estuvo aquí, cerca de ti, orando a Yahveh.

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1 Samuel 1:26
11 Tagairtí Cros  

De esta manera sabré si la historia que me cuentan es verídica: Juro por la vida del faraón que no saldrán de Egipto hasta que su hermano menor haya venido a mi presencia.


Urías respondió: ―El cofre, Israel y Judá, Joab y todo el ejército de mi señor están durmiendo en los campamentos, a la intemperie. ¿Cómo podría yo ir a casa a beber, comer y dormir con mi esposa? Juro que jamás haré tal cosa.


―¿Fue Joab quien te envió? Y la mujer respondió: ―¿Cómo podría negarlo? Sí, Joab me envió y me dijo lo que tenía que decir.


―Quédate aquí, porque el Señor me ha dicho que vaya a Betel. Pero Eliseo le respondió: ―Juro por el Señor y por tu vida que no te dejaré. Entonces fueron juntos a Betel.


Poco después Elías dijo a Eliseo: ―Quédate en Betel, porque el Señor me ha enviado a Jericó. Pero Eliseo le replicó: ―Juro por el Señor y por tu vida que no te dejaré. Y se fueron juntos a Jericó.


Luego Elías le dijo a Eliseo: ―Quédate aquí, porque el Señor me ha enviado al río Jordán. Pero Eliseo le respondió como antes: ―Juro por el Señor y por tu vida que no te dejaré. Y partieron juntos y se pararon junto al río Jordán, mientras cincuenta de los jóvenes profetas miraban desde la distancia.


Pero la madre del niño dijo: ―¡Le juro que si no me acompaña, no me iré de aquí! De eso puede estar tan seguro como que el Señor y usted viven. Entonces Eliseo fue con ella.


Fue el mismo que oró al Dios de Israel diciendo: «¡Te ruego que me bendigas más todavía. Que ensanches mis fronteras y que estés conmigo para librarme del mal y que nadie me dañe!». Y Dios le concedió su ruego.


Cuando Saúl vio que David salía a pelear con el gigante, le preguntó a Abner, general de su ejército: ―Abner, ¿de qué familia procede este joven? ―No lo sé, realmente, —dijo Abner.


―¡Por supuesto que tú no lo sabes! —dijo David—. Tu padre sabe perfectamente bien la amistad que nos une, y seguramente ha pensado: “No se lo diré a Jonatán. ¿Para qué afligirlo?”. Pero la verdad es que estoy a un paso de la muerte; lo juro por el Señor y por tu propia alma.


Señor, puesto que el Señor te ha impedido cometer un asesinato y tomar venganza por tus propias manos, te ruego por el Señor y por tu propia vida también que sean malditos como Nabal todos tus enemigos.


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