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1 Reyes 8:28 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

28 Sin embargo, Dios mío, has oído y contestado mi petición.

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Biblia Reina Valera 1960

28 Con todo, tú atenderás a la oración de tu siervo, y a su plegaria, oh Jehová Dios mío, oyendo el clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

28 Sin embargo, escucha mi oración y mi súplica, oh Señor mi Dios. Oye el clamor y la oración que tu siervo te eleva hoy.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

28 Sin embargo, Yavé mi Dios, pon atención a la oración y a la súplica de tu servidor, escucha el grito alegre y la oración que tu servidor hace hoy ante ti.

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La Biblia Textual 3a Edicion

28 Sin embargo, oh YHVH, Dios mío, Tú prestarás atención a la oración de tu siervo y su súplica, para oír el clamor y la oración que tu siervo hace hoy ante tu presencia,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

28 Con todo, Yahveh, mi Dios, vuelve tu rostro a la plegaria y a la súplica de tu siervo y escucha el clamor y la oración suplicante que tu siervo hace hoy en tu presencia:

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1 Reyes 8:28
15 Tagairtí Cros  

Pero el Señor tuvo misericordia del pueblo de Israel, y no permitió que fuera totalmente destruido. Dios se compadeció de ellos y también se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.


¡Acepta mis oraciones y súplicas, Señor, mi Dios! ¡Escucha la oración que hoy dirijo a ti!


Escucha lo que yo te digo. Mírame y ve que noche y día oro por el pueblo de Israel. Confieso que hemos pecado contra ti. Yo mismo y mi pueblo hemos pecado. No hemos obedecido los mandamientos, estatutos y preceptos que nos entregaste por medio de tu siervo Moisés.


Que suba a tu presencia mi oración como una ofrenda de incienso; que hacia ti levante mis manos como un sacrificio vespertino.


Responde a mi clamor, Dios mío y defensor mío. Alivia mi pena. Ten piedad de mí; escucha mi oración.


Escucha, Señor, mis oraciones; toma en cuenta mis gemidos


Escucha mis súplicas, rey mío y Dios mío, porque a ti elevo mi plegaria.


Ten piedad, oh Señor, pues en ti espero continuamente.


Jesús les contó una parábola a sus discípulos para enseñarles que debían orar siempre y sin desanimarse.


¿No creen ustedes que Dios hará justicia a los que él ha escogido y que claman a él día y noche? ¿Se tardará él en responderles?


No se angustien por nada; más bien, oren; pídanle a Dios en toda ocasión y denle gracias.


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